El ajolote mexicano(Ambystoma), endémico de la cuenca de México, no es una especie en peligro de extinción, es su hábitat el que corre riesgo; estamos acabando con él.
La modificación de su ambiente, contaminación de ríos y lagos e introducción de especies exóticas invasoras son los principales factores.
“El ajolote es una especie carismática. En su hábitat puede vivir cuatro años máximo y en cautiverio se puede alargar su vida por muchos años más”, explica Arturo Vergara, biólogo y encargado del laboratorio de reproducción del ajolote del equipo del Centro de Investigaciones Biológicas y Acuícolas de Cuemanco (CIBAC), encabezado por el Doctor José Antonio Ocampo Cervantes.
La zona lacustre de Xochimilco es un regulador de la temperatura de la Ciudad de México y si esta desaparece aumentaría el calor entre tres o cuatro grados centígrados y Ocampo Cervantes enfatiza este punto, pero ¿en qué abona el seguimiento de la conservación y producción de ajolotes?
¿Qué son las especies "sombrilla" y por qué el ajolote es una de ellas?
“El ajolote es una ‘especie sombrilla’, es decir, son carismáticas, entonces esta zona (donde habita) se va a dedicar a la conservación y todo lo que hay en esa zona se conserva”.
La Universidad Nacional Autónoma de México señala que las especies sombrilla son aquellas que “resultan significativas porque sus requerimientos (de espacio, alimento, posición en la cadena trófica, etcétera) son lo suficientemente demandantes, y la extensión de territorio que ocupan es lo suficientemente amplia como para incluir los territorios de otras especies de la comunidad a la que se busca proteger”.
Según ese razonamiento, al proteger áreas donde habitan esas especies sombrilla, también se preservaría a muchas otras más pequeñas o desconocidas por la sociedad (y quizá no tan simpáticas) que comparten el mismo ecosistema, plantas y animales.
En el CIBAC la producción de este anfibio tiene distintos objetivos; uno de ellos, para la investigación que realizan estudiantes de la UAM así como profesionales de la ciencia y este centro lleva alrededor de 20 años trabajando en la reproducción, manejo y aprovechamiento de esta especie misma con la que trabajan en tres distintas áreas de sus laboratorios.
“Producimos con base en el manejo de la reproducción controlada. Generamos una cantidad muy elevada de crías que destinamos para el aprovechamiento sustentable. No es solamente vender animales, sino la investigación científica, aplicada o la reintroducción. Hay reglas para todo”, afirma el biólogo, Arturo Vergara
Una hembra ajolote madura, a partir de su segundo año de vida, puede producir hasta 1500 huevos por evento reproductivo. Conforme al trabajo que lleva a cabo el equipo de CIBAC, esta puede reproducirse hasta tres veces al año, lo que refuerza el dicho de que no es un animal en peligro de extinción en México en cuanto a la cantidad que hay.
Cuidar a un ajolote es más sencillo de lo que se puede creer, lo más importante es respetar la vida de la especie y sobre todo hacer conciencia que en su hábitat hay una biodiversidad que merece el mismo cuidado, así lo deja claro el equipo del CIBAC.
Ajolote en cautiverio necesita espacio similar a su hábitat, no agua clorada
En cautiverio, el ambystoma mexicano recibe cuidados que, de acuerdo con los expertos, son un proceso muy sencillo, “no necesita un espacio grande para nadar porque prácticamente está quieto todo el día. No viven en agua estéril limpia como los peces de arrecife.
“Viven en condiciones casi de drenaje. Enterrados en lodo. Viven en contacto con hongos, bacterias, gases nitrogenados; o sea, la putrefacción absoluta y viven bien. Para tener buenos resultados del manejo hay que mantenerlos en condiciones casi iguales a su hábitat.
No es necesario ponerles agua clorada, con sales o burbujas por todos lados, sino lo más similar a su hábitat”, apunta Arturo Vergara.
Investigaciones científicas con el ajolote
El Doctor José Antonio Ocampo comparte que en uno de estos laboratorios también se trabaja con la exposición de estos seres a distintos grados de temperatura para conocer qué impacto ocasiona.
“Se volvió famoso (el ajolote mexicano) porque es una especie que ha sido utilizada como modelo para diferentes investigaciones. Los primeros trabajos de investigación se hicieron en Europa. El que empezó a hacer algunos trabajos como tal de la regeneración del ajolote es José Vasconcelos. Él tiene dibujos sobre este proceso”.
El centro de investigaciones ha trabajado también con el Hospital General Dr. Manuel Gea González, con la Doctora Erika Carrillo, utilizando la sangre del ajolote para calibrar una prueba para detección de leptospira, una bacteria que puede pasar al ser humano y como provocar enfermedades.
“Lo que ellos están haciendo es afinar una técnica, para una detección rápida de la enfermedad y la sangre del ajolote sirve muchísimo porque son células muy grandes, pueden ver los efectos de la bacteria. El ajolote tiene un poder de coagulación muy rápido, o sea, tú le cortas y coagula rápido”.
Otro caso donde se utiliza a esta especie para investigación experimental, es en colaboración con un grupo del Instituto Nacional de Cancerología y en relación con la capacidad de regeneración del anfibio.
En dicha investigación, analizan los genes del ajolote, puesto que ya está determinado cuáles son los que intervienen en la regeneración, “quieren ver de todos los genes que no se activan, cuál es su papel justo en ese proceso. Ya sabemos cuáles sí, pero ahora también se quiere saber cuáles no y por qué. Con miras a después aplicarlo en el tratamiento contra el cáncer”, refiere.
Xochimilco y su ecosistema acuático vulnerable
Aunque se encargan de los cuidados y producción, buscan que la protección vaya más allá de esta única especie: “No es nada más el ajolote, es proteger toda la biodiversidad que hay en Xochimilco y los vestigios del lago. Porque este ya no es un sistema natural. Ya no hay manantiales, arroyos o escurrimientos. Toda el agua que tiene proviene de las plantas de tratamiento de aguas residuales y parte de nuestro trabajo es hacer conciencia”.
Los ecosistemas acuáticos y de montaña se encuentran considerados como vulnerables frente a las fluctuaciones en las condiciones climáticas. El hecho de que el ciclo de vida típico de los ajolotes y achoques mexicanos (género Ambystoma) es en parte acuático y en parte terrestre, los hace doblemente vulnerables a la perturbación tanto del agua como de la tierra.
México tiene el 85% del total de ambystomas endémicas
El género Ambystoma (ajolote) está constituido por 33 especies descritas, las cuales se distribuyen en Norteamérica, desde el suroeste de Alaska y sur de Canadá, hasta el Altiplano Mexicano.
En el caso particular de México se encuentran 17 especies distribuidas en el noreste y centro del país; de estas, 16 son endémicas, lo que representa más del 85% del total de especies de Ambystomas que habitan en México.
De las 16 especies endémicas, 15 se encuentran listadas dentro de la NOM-059- Semarnat-2010 en alguna categoría de riesgo; tres están clasificadas como amenazadas (A) y las doce restantes como sujetas a protección especial.
La vida del ajolote, así como la biodiversidad de Xochimilco y la cuenca de México, es importante y por eso se vuelve necesario hacer consciencia sobre el cuidado de su hábitat y la conservación de esta especie, tanto en mantenerlo en espacios en cautiverio con un entorno lo más similar posible a su espacio natural.