Por alguna razón, Burrow sigue siendo algo subestimado.
Se ha hecho habitual ver a Joe Burrow fumando un cigarro para celebrar en el vestidor.
El mariscal de los Cincinnati Bengals se ha acostumbrado a ganar, sobre todo en el escenario más importante, considerando que tiene un récord de 5-1 en playoffs, incluyendo un registro de 3-0 jugando de local.
Sin embargo, por alguna razón, Burrow sigue siendo algo subestimado.
Piensen ustedes que a principios de la campaña, sólo parecía hablarse de Josh Allen, quien era el favorito a ganar el MVP, según Las Vegas; sus Buffalo Bills también eran los favoritos a ganar el título, según las casas de apuestas.
Es sencillo enamorarse de un brazo prodigioso como el de Allen, que cuando limita los errores, es un mariscal imposible de detener y alcanza una estratósfera en la cual sólo pertenece Patrick Mahomes.
Sin embargo, hoy es Burrow lo que pensaban que sería Allen.
Y no pretendo compararlos, porque tienen dos estilos radicalmente opuestos. Pero ser un mariscal en la NFL es tanto más que tener un gran brazo y un físico privilegiado.