El Real Madrid gana el debi madrileño en la prórroga y avanzó a semis de la Copa del Rey.
Un Real Madrid con dos caras, sometido en el primer acto y desatado en el segundo, accedió cuatro años después a las semifinales de la Copa del Rey, tras su segunda remontada consecutiva en la competición, levantado de la lona con una genialidad de Rodrygo, que castigó la versión más valiente del Atlético de Madrid de Diego Simeone, que se despidió en inferioridad en la prórroga de la pelea por los títulos.
Tras un primer intento de Correa desviado, encontrando espacios que explotar en el flanco de Mendy, donde picó el balón Koke para la aparición como un rayo de Nahuel que puso de primeras, con tanta tensión como precisión, un regalo al gol de Álvaro Morata a los 19 minutos.
Cuando pudo correr el Atlético de Madrid le faltó pegada, precisión en la zona que decide partidos. Había perdonado Griezmann el contragolpe más claro, con una mala elección en el pase final tras la carrera. Se había topado el francés con el vuelo de Courtois a su falta a la escuadra, cuando apareció Rodrygo tras sacar del armario su disfraz de salvador de la Liga de Campeones. Con diez se convertía en un imposible para un Atlético que nunca dejó de luchar. Benzema puso su firma a la remontada, tras mover rápido el balón ante un rival encerrado, el centro de Asensio y favorecido de un mal remate de Vinícius. Karim desató la locura en el Bernabéu y Vinícius, no podía ser otro, puso el broche con el tiempo cumplido. Una nueva remontada.