Un nuevo estudio analiza las posibilidades de sobrevivir a una explosión nuclear. El estudio, realizado por científicos de la Universidad de Nicosia en Chipre, explica que estar escondido en el interior de un edificio y lo suficientemente lejos de la explosión principal no son suficientes como para salvarte. La buena noticia es que tu supervivencia depende mucho de tu ubicación exacta dentro de la estructura.
Incluso aunque estés lo bastante lejos del centro de la explosión como para evitar la desintegración inmediata, los vientos de alta velocidad creados por la detonación pueden ser suficientes para matarte o lesionarte gravemente. El estudio analiza precisamente estos vientos y su fuerza dentro de un edificio para calcular las mejores ubicaciones en las que refugiarse. Para su estudio, los investigadores crearon un modelo computerizado de los impactos de una cabeza nuclear de 750 kilotones detonada sobre una ciudad típica.
La explosión vaporizaría a las personas atrapadas dentro de la bola de fuego inicial, que podría extenderse en un radio de algo más de 800 metros alrededor de la bomba. En 10 segundos la explosión crearía onda de choque de casi 5 km de radio a nivel del suelo. Esta ola en forma de burbuja avanza sobre el nivel del suelo levantando vientos lo suficientemente fuertes como para matar o mutilar a las personas que tuvieran la mala suerte de quedar atrapadas afuera, e incluso derribar los edificios más endebles.
El modelo reveló que los edificios reforzados con hormigón permanecerían en gran medida intactos, pero no necesariamente todas las personas que estén dentro de ellos sobrevivirían. “Antes de nuestro estudio, el peligro para las personas dentro de un edificio reforzado con hormigón que resiste la onda expansiva no estaba claro”, explicó el autor del estudio Dimitris Drikakis, en un comunicado del Instituto Estadounidense de Física. “Nuestro estudio muestra que las altas velocidades aerodinámicas siguen siendo un peligro considerable dentro de la estructura y aún pueden provocar lesiones graves o incluso muertes”. Los hallazgos del equipo se acaban de publicar en la revista Physics of Fluids.
Los espacios reducidos dentro de estos edificios en realidad pueden amplificar la velocidad del aire, rebotando en las paredes o doblando las esquinas. Dependiendo de la ubicación y el momento, las personas en el interior aún pueden ser levantadas del suelo y arrojadas como muñecos de trapo contra las paredes. Por supuesto, la lluvia radiactiva resultante y el daño estructural no hacen que la supervivencia posterior a la bomba nuclear sea fácil, incluso aunque sobrevivas al caos inicial. A pesar de lo terribles que son las posibilidades, el estudio explica que hay algunos escondites mejores que otros, siempre que puedas llegar a ellos lo bastante rápido una vez que tiene lugar la explosión nuclear.
Los peores lugares para esconderse estan en las inmediaciones de las ventanas, las aberturas de las puertas y los pasillos, ya que es donde el aire de la onda expansiva se canalizaría más con más fuerza. Pero es probable que la velocidad del aire sea más baja en las esquinas de las habitaciones alejadas de estas aberturas a lo largo de las paredes que enfrentan la explosión, por lo que estas áreas deberían ser las mejores para refugiarse.
Los investigadores crearon un modelo que muestra dónde es probable que la velocidad del aire sea más alta dentro de un edificio. “Los lugares interiores más peligrosos que se deben evitar son las ventanas, los pasillos y las puertas”, explicó el autor Ioannis Kokkinakis. “La gente debe mantenerse alejada de estos lugares a toda costa. Incluso en una sala frontal frente a la explosión, uno puede estar a salvo de las altas velocidades del aire si se coloca en las esquinas de la pared frente a la explosión”.
Para los que os lo estáis preguntando, el equipo no analizó lo que sucedería si trataras de sobrevivir a una explosión nuclear escondiéndote dentro de un refrigerador al estilo de Indiana Jones, aunque otros científicos han puesto en duda esa escena en particular de la película.