Cuando hablamos de la definición de Valle Inquietante, esa hipótesis que explora los grados de incomodidad que los seres humanos experimentamos al observar réplicas o representaciones antropomórficas, deberían de ir siempre acompañadas de fotos o imágenes similares a lo que vamos a ver.
Porque aunque indudablemente la IA está avanzando a pasos agigantados introduciéndose en toda clase de ámbitos de nuestra vida, la de reproducir imágenes perfectas de nosotros los humanos todavía no lo ha conseguido. De hecho, las fotos que vemos a continuación mantienen uno de los problemas más recurrentes de las IAs cuando tratan de “copiarnos”.
Las imágenes en cuestión aparecieron hace unos días cuando un entusiasta de Midjourney compartió imágenes que la IA había creado de fiestas, ninguna de las cuales había tenido lugar en realidad. Veamos algunas de estas imágenes:
No hay duda del avance y el logro que supone generar de la nada estas imágenes, pero hay algo que produce cierto rechazo al verlas, detalles o fallos que convierten a estas “personas” en algo más parecido a “demonios” que a “humanos”. Ese color de piel, esas manos con dedos imposibles o el número monstruoso de dientes.
Sí, a primera vista, las fotos pueden parecer una fiesta normal, pero en el momento en que empezamos a contar los dedos o los dientes, todo se viene abajo. En general, la gente no quedó impresionada por el efecto. ¿La razón? Según ha explicado un diseñador y experto en IA:
Debido a la compleja geometría de las manos, no existe un conjunto estándar de líneas o formas que la IA pueda reconocer como una mano. Para generar manos realistas, la IA necesita cotejar múltiples formas y arreglos diferentes. Hay alrededor de 30 puntos de divergencias geométricas en la mano humana, desde la longitud y el ancho de los dedos hasta los metacarpianos y las articulaciones de la muñeca.
Dicho de otra forma, una IA trabaja en el reconocimiento de patrones y la producción de patrones, en lugar de poseer el concepto de manos o dientes en sí.