El cineasta confesó que tuvo que aprender a lidiar con el dolor, siendo aún muy joven
Como muy pocas veces lo ha hecho, Alejandro Gónzalez Iñárritu accedió a hablar sobre su vida personal, la cual guarda celosamente, en específico de uno de los momentos más dolorosos que le ha tocado enfrentar, la muerte de su primer hijo, quien falleció en 1996 a los pocos días de haber nacido.
En entrevista con Jorge Ramos, el cineasta mexicano reconoció que está pérdida dejó una profunda marca en él y aunque ha podido asimilar lo que pasó, hasta la fecha no ha dejado de doler.
“Cuando pierdes un hijo no hay palabra para nombrarlo. Los que pierden padres son huérfanos, los que perdemos un hijo no hay palabra para nombrar eso”, dijo el creador de cintas como "Bardo" y "Amores perros".
Aunque en ese entonces, tanto él como su esposa eran muy jóvenes, haber vivido una situación de este tipo los hizo reflexionar sobre lo efímera que puede llegar a ser la vida y le dejó una gran lección: "Es algo que nos marcó a María y a mí, (éramos) muy jóvenes y te das cuenta de la fragilidad de la vida. No es natural que se vayan (los hijos)”, agregó.
25 años han pasado desde esta pérdida y el tiempo le ha hecho ver el lado menos doloroso de las cosas, incluso, le ha encontrado un significado bastante poético a su tragedia: “25 años ya pasaron que nuestro hijo Luciano, se llamaba Luciano, falleció. La belleza, su origen, es la herida. En la herida está el origen de la belleza y yo creo que es ahí el refugio en donde nos vamos a proteger”, señaló.
Incluso, reconoció que le ha servido de inspiración para varias de sus películas, sobre todo de la llamada trilogía de la muerte que conforman títulos como "Amores Perros", "21 Gramos" y "Babel": "Compartir eso me parece que es un ejercicio necesario que toma tiempo, no es una victimización, sino es para mí, aprender a dejar ir porque son las personas las que se van, son las ideas las que se quedan", finalizó.