Generalmente, la ciencia suele enumerar las características que definen a un ser vivo. En el caso que nos ocupa, todo lo contrario. Un nuevo estudio ha analizado la cola de los perros encontrando al menos un uso que el mejor amigo del hombre jamás lleva a cabo.
La base de este estudio se fundamentaba en algo que ya se sabía: la mayoría de los animales con cola la utilizan para su beneficio. Por ejemplo, muchos carnívoros usan su cola para hacerlos más ágiles en la caza. Sin embargo, con los perros la pregunta nunca ha estado nada clara.
Así fue como un grupo de investigadores se pusieron manos a la obra combinando datos experimentales, modelos matemáticos y simulaciones, descubriendo que la cola del canino juega un papel muy pequeño en la estabilización, casi testimonial.
Cuentan en su trabajo que mientras que los animales trepadores usan mucho la cola cuando realizan sus acrobacias, por ejemplo, para mantener el equilibrio, el contrapeso y, en algunos casos, para agarrarse, los caninos simplemente no trepan. ¿Y en el suelo? Como explica un equipo dirigido por el biorobótico Tom Rottier:
Se desconoce si los carnívoros más grandes, como los cánidos, todavía pueden usar sus colas para este efecto o si se deben usar otros apéndices, como el movimiento de la cabeza. Se ha demostrado que los cánidos exhiben varias elevaciones y depresiones de la cola en diferentes ritmos de movimiento; muchos perros caminan con la cola erguida mientras galopan con la cola alineada con la columna vertebral. Sin embargo, estos movimientos son muy complejos y requieren largos períodos de práctica dedicada para ser capaz de realizarlos, por lo que es una estrategia poco probable para otros animales. Este estudio buscó diseñar un modelo biomecánico complejo para probar las capacidades de inercia de las colas de los cánidos.
Para ello, tomaron datos de estudios detallados sobre la forma en que los perros se mueven y saltan mediante el seguimiento del movimiento. Usaron estos datos para construir modelos escalables de 25 especies diferentes de perros mientras saltan. Luego, realizaron saltos simulados, alterando la posición de las colas de los perros para ver si el posicionamiento tenía un efecto significativo en el salto en sí.
Sin embargo, el resultado fue negativo. Los perros simulados pudieron saltar hábilmente sin importar lo que hicieran sus colas. Además, cuanto más grande es el perro, más pequeña se vuelve la cola en proporción a su cuerpo. Tal y como indica el estudio:
La utilización de la cola durante los mecanismos de salto logra cantidades muy bajas de movimiento del centro de masa en todas las especies, siendo el más grande de menos de un grado. Creemos que esto implica que los perros utilizan sus colas para otros medios, como la comunicación y el control de plagas. pero no por la agilidad en las maniobras.
Así que según el nuevo trabajo, los perros no utilizan su cola para la estabilidad o la agilidad de algún tipo de maniobra, aunque los investigadores sugieren que “la cola del perro debe estar principalmente adaptada para la comunicación”.