La ministra se convirtió en la primera mujer en presidir el máximo tribunal mexicano
Norma Lucía Piña Hernández rindió protesta como presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y del Consejo de la Judicatura Federal (CJF) este lunes, con lo que se convirtió en la primera mujer en presidir el máximo tribunal mexicano. A continuación, su discurso íntegro:
Ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Respetable y apreciada ciudadanía.
Invitados especiales que nos acompañan.
Triunfa quien consigue la victoria. Victorioso quien obtiene superioridad o ventaja del contrario. Ni victoriosa, ni triunfante.
Hoy me dirijo a ustedes honrada, comprometida, responsabilizada, obligada, jurídica, y moralmente a representarlos. A representar al Poder Judicial de la Federación con convicción y entrega, con pasión y honestidad. Como lo he intentado hacer los últimos 34 años de mi vida al interior de esta gran institución a la que tanto le debo y que tanto quiero.
Si estoy pronunciando estas palabras, es porque la mayoría de mis compañeras y compañeros me honraron con su voto. Depositaron en mí su confianza, sus anhelos, también sus inquietudes de cómo se debe guiar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y al Consejo de la Judicatura Federal, por el camino que nos marca nuestra Constitución; que nos exige nuestra democracia constitucional.
Entiendo que, además, se trata de convicciones compartidas. Que definen nuestras decisiones como juzgadoras y juzgadores. La encomienda es compleja, pero sé que contaré con ese anclaje común. El trayecto es viable. Arribaremos a buen puerto.
Sin embargo, tengo y tendré siempre muy presente que el resultado es producto de un arduo proceso al interior de este colegiado, espejo de la complejidad nacional y consecuentemente, institucional que estamos viviendo; electores y candidatos analizamos muy diversos escenarios partiendo de nuestras convicciones y prioridades institucionales; transitamos de buscar ser elegidos a decidir a quién elegir; el panorama ha sido incierto hasta el último momento; la incertidumbre es un presupuesto de la libertad, dialogamos, discrepamos, construimos, finalmente, decidimos.
Y como sucede cuando votamos un proyecto de sentencia, en esta decisión también hay reservas en las consideraciones derivadas de nuestra pluralidad, pluralidad que representa, sin duda alguna, una de las grandes riquezas de este órgano colegiado, y como también sucede en nuestra labor jurisdiccional, la decisión no remite a una concepción personal, sino a un proyecto, siempre perfectible del Poder Judicial Federal que habremos de construir todos juntos.
Insisto, aquí no hay triunfo, no hay victoria, la Presidencia es resultado de la mayoría, a ella se debe, de ella depende, así lo asumo.
La representación que se me encomienda tiene una doble dimensión, una doble responsabilidad, los representa a ustedes ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consejeras y consejeros de la Judicatura Federal, al mismo tiempo, al ser la primera mujer que preside este Máximo Tribunal, represento también a las mujeres, a nuestro nombre les agradezco la congruencia a mis compañeras y compañeros, reconozco la importantísima determinación de la mayoría de este Tribunal Pleno, de romper lo que parecía, un inaccesible techo de cristal, me siento acompañada, respalda, acuerpada por todas ellas, por todas nosotras. Me siento muy fuerte porque sé que estamos todas aquí, nos colocamos por primera vez al centro de la herradura de este Tribunal Pleno demostrando y demostrándonos que sí podemos.
Agradezco a las que siempre han creído, a las que no se han cansado de intentar cambios que poco a poco arrinconan nuestra cultura patriarcal, honro en este momento, a las que ya no están. Trabajaremos, nos esforzaremos todos los días por una sociedad más justa, más igualitaria, sin violencia contra las mujeres -ese un anhelo- que no les quepa duda.
Por decisión de mis compañeras y compañeros asumo la máxima responsabilidad a la que como mexicana, abogada, jurista, integrante del Poder Judicial Federal, puedo aspirar, la asumo consciente de su complejidad, y ante ello, si bien se antoja la magia y el ilusionismo, lo que ofrezco es una representación basada en las herramientas que me han guiado en lo que soy, en lo que somos como juzgadoras y juzgadores; estudio, reflexión, acción, autocrítica; honradez, empatía, así con lo que sabemos y somos, dando pasos firmes, caminando juntos, estoy convencida que sabremos aprovechar la oportunidad que representa todo reto en beneficio del Poder Judicial de la Federación, en beneficio de nuestro país, en beneficio de México.
Gracias.