Aunque la falta de ensayos clínicos sólidos desvalorice la terapia con estos parásitos chupasangre, los resultados en hospitales y laboratorios son prometedores para la salud.
Un raro tipo de cáncer llamado sarcoma sinovial llevó a Los cirujanos extirparon un tumor (del tamaño de un melón pequeño) que envolvía la articulación de una rodilla y también le cortaron unos centímetros de hueso y músculo conectados a la rodilla. Le insertaron un implante metálico en la pierna y lo cubrieron con un gran colgajo de músculo y piel trasplantado de la parte superior del muslo. Pero unas horas más tarde, el colgajo empezó a ponerse morado, una señal, sabían los médicos, de que el tejido trasplantado se estaba muriendo.
Salvar el injerto era fundamental, así que el equipo médico propuso un tratamiento que sorprendió a todos: las sanguijuelas.
"Me quedé absolutamente anonadada", Mi reacción inicial fue: ¡ok, cualquier cosa menos eso!”. cuenta una residente "
Aparte de la impresión, el uso de sanguijuelas en la medicina moderna suele sorprender a los pacientes, dado que estos parásitos chupasangre fueron descartados durante mucho tiempo como charlatanería. Pero su uso en cirugía plástica y reconstructiva ha aumentado desde 2004, cuando la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU aprobó las sanguijuelas como dispositivo médico para aliviar las venas congestionadas y restaurar el flujo sanguíneo en injertos comprometidos.
Cuando los médicos unen un trozo de tejido a otra parte del cuerpo, conectan los vasos sanguíneos del injerto a los del tejido circundante para mantener el suministro de sangre. Estas cirugías suelen tener éxito, pero en las situaciones en las que no salen como estaba previsto, el primer paso es llevar al paciente de vuelta al quirófano, volver a examinar los puntos de sutura y volver a unir los vasos sanguíneos. Pero, aunque es raro, ese arreglo también puede fallar.
"Las venas son muy frágiles", explica Jayant, jefe de cirugía plástica de la Universidad de Utah. A pesar de hacer la conexión, por ejemplo, el flujo sanguíneo podría seguir restringido porque un extremo de la vena se dañó durante un accidente. Otras veces, encontrar una vena en un dedo cortado, por ejemplo, puede ser un reto en sí mismo. Sin esa conexión, la sangre puede acumularse en el tejido trasplantado, y es entonces cuando entran en juego las sanguijuelas.
Según Jeffrey Janis, experto en cirugía plástica del Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio, proporcionan un soporte vital temporal hasta que los propios vasos sanguíneos del cuerpo crecen en este trozo de tejido transferido. Sin esa ayuda, el tejido puede morir, señala.
- Origen de las sanguijuelas médicas:
Aunque hay más de 600 especies de sanguijuelas, incluidas algunas que no chupan sangre, las más utilizadas en medicina son la Hirudo medicinalis europea y la Hirudo verbana mediterránea. Tienen tres mandíbulas en forma de sierra, cada una con unos 100 dientes que utilizan para perforar la piel.
Desde hace décadas, laboratorios de varios países, como Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Turquía y Ucrania, crían estas sanguijuelas médicas. una empresa británica que suministra aproximadamente la mitad de las sanguijuelas médicas que se utilizan en los hospitales de todo el mundo, lleva casi 30 años haciéndolo. Según relata, tarda entre uno y dos años en criar una sanguijuela para su uso médico. El proceso consiste en alimentarlas a las tres semanas, a las ocho o diez semanas y a los cuatro o cinco meses, tras lo cual se las deja sin comer hasta dos años. "Solo enviamos sanguijuelas con la tripa vacía", detalla.
- Cómo funciona la terapia con sanguijuelas
Cuando una sanguijuela pica, succiona lentamente la sangre e inyecta compuestos como la hirudina y la calina (presentes en su saliva) que impiden que la sangre se coagule. La saliva de la sanguijuela también contiene sustancias similares a la histamina que dilatan los vasos sanguíneos y mejoran el flujo sanguíneo. Los médicos también han utilizado anticoagulantes como la heparina para evitar la formación de coágulos durante las cirugías reconstructivas. Pero sigue siendo necesaria la succión activa de la sangre, indica Agarwal.
Dependiendo del tamaño del injerto y del grado de congestión, la succión puede continuar de tres a diez días o más, hasta que el tejido tenga un aspecto "menos hinchado, menos morado, más normal", explica Janis. Los pacientes permanecen en el hospital mientras el personal médico supervisa el proceso, sustituyendo cada sanguijuela congestionada por otra nueva. Cada bicho solo puede utilizarse una vez, y se ahoga en alcohol una vez que ha cumplido su función.