La carta que AMLO envió a Benedicto XVI sobre el proyecto de nación de Morena

El entonces precandidato a la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador, entregó durante su visita a México un documento sobre “los males” que en ese momento aquejaban al país y su punto de vista para solucionarlos. 

Tras el arribo del papa Benedicto XVI a México, el 23 de marzo de 2012, el equipo del entonces precandidato a la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador, entregó al Obispo de Roma una carta escrita por el tabasqueño en la que le presentó el proyecto de nación de Morena.

En dicho documento, López Obrador, reveló “los males” que en ese momento aquejaban al país y su punto de vista sobre las causas que los originaron. También, detalló al Sumo Pontífice un diagnóstico personal sobre la situación en la política mexicana.

“Llega usted en uno de los momentos más difíciles y duros de nuestra historia. Son tiempos de sufrimiento y desdicha. La profunda crisis que nos afecta en todos los órdenes de la vida pública ha producido pobreza, desempleo, migración, inseguridad, violencia, impunidad, corrupción, pérdida de valores, miedo, tristeza y desencanto”, expuso López Obrador.

Asimismo, mostró a Joseph Ratzinger a MORENA de la siguiente forma: “Este Proyecto Alternativo de Nación lo queremos convertir en realidad, con entrega y llenos de esperanza, millones de mexicanos sin distinción de creencias, orígenes étnicos o clases sociales”.

Le aseguro que las mujeres y los hombres de MORENA, sin pretender ser poseedores de la verdad absoluta y sin creernos infalibles, actuamos de buena fe y desprovistos de odio. Tenga la confianza de que somos gente con ideales, principios y con un sincero y profundo amor al pueblo, en especial a los más pobres”.

Unos párrafos después, el hoy presidente de México, precisó al papa emérito las formas en que él, con el apoyo de los integrantes del Movimiento de Regeneración Nacional, solucionaría “los graves problemas y la decadencia nacional” en que se encontraba sumergido el país en esos momentos.

“(…) pretendemos terminar con las prácticas monopólicas; buscamos que haya competencia y se eviten los precios exagerados en bienes y servicios; abolir los privilegios fiscales; limpiar al gobierno de corrupción y acabar con la impunidad; instaurar la austeridad republicana para eliminar gastos superfluos y liberar fondos al desarrollo; democratizar los medios de comunicación; garantizar libertad en los sindicatos y el voto secreto en la elección de dirigentes; asegurar que el salario mínimo aumente por encima de la inflación; sacar de la pobreza extrema a 15 millones de mexicanos; evitar que nadie padezca por hambre o desnutrición; garantizar el derecho a la educación gratuita y de calidad en todos los niveles escolares, atención médica y medicamentos gratuitos para quienes no cuentan con seguridad social, pensión para todos los adultos mayores y discapacitados; proteger la naturaleza y el medio ambiente; enfrentar el problema de la inseguridad pública, creando un ambiente de progreso y bienestar, con oportunidades para todos y garantizando el empleo a los jóvenes”.

“Cuidando que los encargados de la seguridad pública y la procuración de justicia sean ciudadanos de inobjetable honestidad; mejorando los sueldos y las prestaciones en todas las corporaciones policiacas; creando una policía nacional bien adiestrada y moralizada que nos permita retirar gradualmente al ejército de las calles; respetar los derechos humanos y atender a los familiares de las víctimas; hacer a un lado la obsesión de querer enfrentar la violencia con la violencia y hacer realidad el principio de que la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia; recuperar al Estado, ponerlo al servicio de todos y mantener su carácter laico para garantizar la libertad de consciencia y las prácticas religiosas sin preferencias ni rechazos de ninguna índole; auspiciar la creación de una nueva corriente de pensamiento, que fortalezca valores culturales, morales y espirituales; procurar que las riquezas de la Nación y el fruto del trabajo de los mexicanos se distribuya con justicia y nunca más permitir que los privilegios de pocos se sustenten con la opresión y en la miseria de muchos”.

Con esta y otras propuestas, Andrés Manuel López Obrador, pidió a Joseph Ratzinger confiar en que los integrantes de su proyecto, los encargados de la justicia y él mismo serían “ciudadanos de inobjetable honestidad” que velarían por el progreso y bienestar de la nación. 

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