En días previos a su abdicación, el Vaticano hizo del conocimiento público uno de los motivos por los cuáles el excardenal decidió renunciar al pontificado en 2013.
Meses después de su visita a tierras mexicanas, en días previos al anuncio de la abdicación de Benedicto XVI, el Vaticano hizo del conocimiento público otro de los motivos por los cuáles el excardenal decidió renunciar: una fuerte caída durante su estancia en León, Guanajuato.
Fue en el mes de febrero de 2013, un año después de que Joseph Ratzinger oficiara una misa en México, cuando esta revelación salió a la luz para justificar porqué el ex papa debía reducir sus viajes y tomar un descanso para recuperar su salud luego de su abdicación el 11 de aquel mes.
De acuerdo con el entonces vocero de la oficina del Vaticano, Federico Lombardi, las hermanas del Colegio Miraflores hospedaron al Sumo Pontífice en dicha escuela católica a su paso por el estado, motivo por el cual el centro de estudios fue remodelado para evitarle caídas o accidentes a Joseph Ratzinger.
Sin embargo, dentro de su habitación, Benedicto XVI se resbaló y se golpeó la cabeza con el lavabo del baño de su cuarto, accidente menor que le provocó un leve sangrado que pudo ser atendido por personal médico dentro de las instalaciones del colegio.
Según el secretario particular del expapa, Joseph Ratzinger se levantó en mitad de la noche al baño. Al buscar el interruptor de la Luz entre la oscuridad, no pudo reconocer lo que le rodeaba y se golpeó.
El acompañante cercano del alemán describió que la almohada del excardenal y hasta la alfombra se mancharon de sangre, hecho que preocupó a su equipo que, a su vez, le aconsejó disminuir sus viajes ante la posibilidad de cualquier improvisto referente a su bienestar.
Por este y otros motivos, durante el discurso en el que reveló su decisión de renunciar, expresó que por su edad avanzada ya no tenía fuerzas suficientes para ejercer adecuadamente su cargo como él consideraba que debía ser.
“Es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado”, pronunció.
Días después, Federico Lombardi, indicó que él estado de salud de Benedicto XVI ya estaba comprometido desde antes de su viaje a León por lo que él ya le había sugerido que cesara del cargo al concluir que su cuerpo no resistiría otro incidente similar.