Los adolescentes tienen problemas a la hora de identificar las noticias falsas sobre salud. Esta es una de las principales conclusiones a las que ha llega un nuevo estudio al respecto. Este se ha publicado en la revista Frontiers in Psychology, y refleja que solo el 48% de los participantes confía más en los mensajes de salud precisos (sin elementos editoriales: superlativos, clickbait o cebo de clicks, es decir, titular llamativo, errores gramaticales, apelación a la autoridad y tipografía en negrita).) que en los falsos.
Mientras tanto, el 41% considera que los mensajes falsos y los verdaderos “neutros” son igualmente dignos de confianza, y el 11% opina que los mensajes de salud verdaderos "neutros" resultan menos dignos de confianza que los que no son auténticos.
Los adolescentes necesitan formación para que puedan identificar mejor aquellas noticias falsas sobre salud, que en la actualidad resultan muy frecuentes.
Así pues, de este estudio se deduce que los adolescentes necesitan formación para que puedan identificar mejor las noticias falsas sobre salud, que en la actualidad resultan muy frecuentes.
Problema de salud pública
Lo que se desprende de este informe también es que la desinformación y la falta de información sobre temas relativos a la salud suponen un grave problema de salud pública. Esto es así porque se está produciendo un aumento de la difusión de noticias sanitarias falsas o fake news en las plataformas de los medios sociales en los últimos años.
Lo que se desprende de este informe es que la desinformación y la falta de información sobre temas relativos a la salud suponen un grave problema de salud pública.
En general este tipo de mensajes, tal y como han podido comprobar los investigadores, resultan inexactos o incompletos, y a su vez su contenido es nocivo para la propia salud de los jóvenes. Las fake news sobre salud pueden llevar a tomar malas decisiones, a adoptar comportamientos de riesgo y a perder la confianza en las autoridades sanitarias.
El doctor Radomír Masaryk, de la Universidad Comenius (Bratislava, Eslovaquia), donde se ha efectuado el análisis, considera que durante la pandemia de la COVID-19, se ha producido una explosión de desinformación en este campo.
Hasta ahora la mayoría de las investigaciones sobre la credibilidad de los mensajes se han centrado en los adultos. Masaryk y sus compañeros han querido ver si los más jóvenes, que a su vez son más consumidores de internet, están preparados para hacer frente al gran volumen de noticias falsas sobre salud que circulan en la red. "Como los adolescentes son usuarios frecuentes de internet, tendemos a pensar que ya saben cómo abordar y valorar la información online, pero parece que ocurre lo contrario", subraya Masaryk.
De hecho, los investigadores han descubierto que el 41% de los adolescentes es incapaz de distinguir entre el contenido médico digital verdadero y el falso. Además, la mala edición de los mensajes sobre salud no se percibe. Hay que tener en cuenta que este grupo poblacional se consideran como “nativos digitales”, y que suponen el más conectado del mundo: el 71% de los jóvenes utilizan Internet.
Las investigaciones han demostrado que las representaciones positivas de comportamientos de riesgo en los medios de comunicación, como fumar y beber, conducen a un mayor actitud de riesgo, por imitación, en los adolescentes. Por otro lado, la información sanitaria online que apoya los contenidos proporcionados por los profesionales puede conducir a cambios en el estilo de vida saludable, al autocuidado y al cumplimiento del tratamiento.