[quote]Destaca la autorización para perdonar pecados como el aborto; promovió acciones para ayudar a quienes más lo necesitan[/quote]
AGENCIAS / EL TIEMPOCIUDAD DE MÉXICO.- El Papa Francisco cierra hoy un 2016 centrado en la misericordia, no sólo porque dedicó a ese tema un Jubileo extraordinario sino también porque protagonizó decenas de encuentros con pobres, marginados, enfermos y excluidos.
Como parte del Año Santo de la Misericordia, el Papa puso en marcha una serie de acciones a nivel global para empujar una Iglesia católica “en salida”, cercana a quienes más lo necesitan, especialmente los “descartados”.
Entre otras cosas, autorizó a todos los sacerdotes del mundo a perdonar el pecado del aborto, que hasta ahora podría ser perdonado sólo por los obispos o clérigos designados. Esa medida, que inició siendo temporal, fue determinada por el pontífice como algo fijo.
Además, ordenó que el símbolo de los jubileos, la “puerta santa”, se abra no solamente en Roma –como es tradición- sino que se habilite en todas las diócesis del mundo, para que todos los fieles puedan pasar a través de ella.
A final del Jubileo, el 20 de noviembre pasado, según datos del Vaticano, unas 900 millones de personas habían atravesado alguna de las más de tres mil puertas santas que se abrieron en los cinco continentes.
Al mismo tiempo Jorge Mario Bergoglio ordenó el envío de los “misioneros de la misericordia”, sacerdotes con la facultad de perdonar pecados que tradicionalmente estaban reservados a la competencia de la Santa Sede. A ellos también les fue refrendada su función más allá del año santo.
Como parte de las actividades previstas en los últimos 12 meses, en enero el Papa encabezó el Jubileo de cuántos organizan y sirven en los santuarios. El miércoles de ceniza, el 10 de febrero, presidió el envío de los misioneros de la misericordia en San Pedro.
En el mismo febrero, el 22 y fiesta de la Cátedra de San Pedro, tuvo lugar el jubileo de la Curia Romana y de las instituciones que dependen de la Santa Sede.
En marzo tuvo lugar la iniciativa “24 horas para el señor”, una adoración ininterrumpida que se extendió entre el 4 y el 5 de ese mes, que tuvo su punto central a la Basílica vaticana pero que se replicó en numerosos países.
El domingo 3 de abril se realizó el Jubileo para los devotos de la espiritualidad de la divina misericordia, del 23 al 25 de ese mismo mes se llevó a cabo el Jubileo de los adolescentes, con jóvenes de diversas partes del mundo que acudieron al Vaticano.
Uno de los momentos más conmovedores del año se verificó el 5 de mayo con la vigilia para “enjugar las lágrimas”, un encuentro dedicado a cuantos tienen necesidad de consuelo. En la Plaza de San Pedro el Papa abrazó y confortó a personas con dramáticas historias a sus espaldas.
En mayo se programó el Jubileo de los diáconos y en junio el de los sacerdotes. Del 10 al 12 de ese mes tocó el turno a los enfermos y a las personas con diversidad funcional.
En julio, más de un millón de jóvenes católicos se dieron cita en Cracovia para participar en la Jornada Mundial de la Juventud. Hasta Polonia viajó el Papa para encabezar esa celebración y cumplir una gira apostólica.
Con motivo del Jubileo de los voluntarios y operadores de la misericordia, el 5 de septiembre Francisco declaró como santa a la Madre Teresa de Calcuta, en una ceremonia de canonización que congregó a más de 400 mil personas.
En dicho mes tuvo lugar, también, el jubileo de los catequistas, mientras en octubre el Jubileo mariano. En noviembre más de mil reclusos y operadores carcelarios, algunos de los cuales gozaron de permisos especiales, asistieron en San Pedro al Jubileo de los reclusos.
El 11 de noviembre sin techo y pobres tuvieron su celebración especial, poco antes de la clausura del Año Santo de la Misericordia, el domingo 20 de noviembre, un día después que el Papa consagró 17 nuevos cardenales, 13 electores (de menos de 80 años) y cuatro no electores.