El presidente les dijo a las 'Corcholatas', que entregará el mando a un hombre o una mujer con principios, ideas y profesionalismo y que gane la encuesta.
En la partida del ajedrez político, el presidente Andrés Manuel López Obrador movió sus piezas y midió las lealtades para la continuidad de su proyecto. La reunión que tuvo este medio día con legisladores de Morena y sus partidos aliados para agradecerles el apoyo a sus iniciativas de reforma en el año que cierra, trasmutó en plataforma para el termómetro de la persona que podrá seguir la llamada cuarta transformación.
Así, estuvieron convocados, en el mismo podio, las llamadas corcholatas que el propio mandatario ha reconocido tienen los blasones para relevarlo: la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum –la que más aplausos concitó—, el canciller Marcelo Ebrard y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Mujer u hombre. Insistió en que López, Ebrard y Sheinbaum como posibles relevos le dan la confianza para retirarse tranquilo y auguró una victoria. “Voy a entregar el mando a una mujer o a un hombre con principios, con ideales, con profesionalismo. Aquí tengo dos hermanos, mi hermano Marcelo, mi hermano Adán, y mi hermana Claudia –los aplausos más sonoros fueron para la jefa de gobierno—, y de una vez les digo, ya saben cuáles son las reglas, ya no hay dedazo, eso se acabó, eso pertenece a la época de la antidemocracia. Estamos inaugurando una etapa nueva, esto es la transformación, la cuarta transformación”. Sin miramientos, López Obrador reafirmó que él apoyará a quien resulte ganador en la encuesta para elegir al abanderado de Morena para la elección presidencial de 2024 y se lanzó para ver las reacciones de los legisladores.
Gane la encuesta. “¡A ver, a ver, para irle midiendo! ¿Vamos a apoyar al que gane la encuesta?” Al unísono, la respuesta retumbó por los ecos del salón Tesorería de Palacio Nacional: “Siiiiiiiiiiiii”, lanzaron los legisladores, mientras las tres corcholatas reaccionaban cada uno con su personalidad a la jugada presidencial. Sheinbaum aplaudió de inmediato, Adán Augusto no pudo contener una leve carcajada y Ebrard luchó por mantenerse serio, mesurado.
Sea el que sea. De inmediato el presidente volvió a la carga: “¿Sea el que sea?”, y ya inmersos en la efervescencia del acto los legisladores no sólo confirmaron su positiva posición, sino que la gran mayoría posó los puños en alto, otros aplaudían y unos más gritaban extasiados. Y como colofón, en un intento por remarcar que habrá unidad ante el resultado de la encuesta, López Obrador preguntó: “¿No está por encima de todo el proyecto de transformación? –la respuesta se dio en cascada, ‘sí, sí, sí’— Vamos adelante. ¡Qué vivan los legisladores!¡Qué vivan los diputados, las diputadas, senadoras y senadores! Me da muchísimo gusto verles, amor con amor se paga”.