Las actuaciones de los tenistas mexicanos, dan esperanza de un mejor año 2023.
El 2022 termina con un aire de esperanza para el tenis mexicano. Más allá del buen accionar de los equipos nacionales de Copa Davis y Billie Jean King Cup, los jugadores están dando un paso al frente de cara al futuro.
La temporada que terminó tuvo la gran irrupción de Fernanda Contreras en el circuito femenino, al clasificarse a los últimos tres Grand Slams del año. En total ganó los nueve compromisos que disputó de la fase de calificación y en Roland Garros logró meterse hasta la segunda ronda.
La potosina está a las puertas del Top Ten, al ocupar el casillero 118 del ranking de la WTA, intentando romper la sequía de casi tres décadas sin que una mexicana estuviera dentro de las 100 mejores. La última fue Angélica Galvaldón en el ya lejano 1997.
Pero no es la única mexicana que destaca en los singles. Renata Zarazúa parece recuperada de su lesión en la rodilla derecha, mientras que Marcela Zacarías conquistó un torneo de 80 mil dólares en California, Estados Unidos, el más grande para una mujer en lo que va del siglo XXI.
Pese a estos grandes resultados, nadie como Giuliana Olmos. La tenista mazatleca se ha afianzado como una de las mejores doblistas del mundo. Actualmente es la raqueta 8 del mundo en esa categoría y ha participado en las últimas dos ediciones del “Torneo de Maestras”. La gran esperanza de que México vuelva a tener un vencedor de Grand Slam pasa por la raqueta de Olmos.
En la rama varonil, Santiago González sigue siendo el más destacado, aunque las esperanzas están puestas en el talento yucateco de Rodrigo Pacheco.
Rodrigo se ha destacado en torneos juniors, pero ya tuvo actividad tanto en el Abierto de Acapulco como en el de Los Cabos, dejando una grata impresión. A sus 17 años, es el seis del mundo ITF, entre los jugadores menores de edad México ansia por tener un nuevo miembro del top-ten en la ATP y el pupilo del experimentado entrenador Alain Lemaitre se asombra como la gran esperanza para romper dicha sequía.