Miguel Barbosa Huerta entre la polémica y la persecución

Barbosa logró llegar a la gubernatura en una segunda elección en el 2019 y desde entonces ejerció con mano dura el poder e incluso inició fuertes persecuciones contra sus adversarios políticos.

El gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, quien falleció hoy presuntamente a consecuencia de un infarto, ejercía su función pública entre la polémica y el ajuste de cuentas contra los adversarios políticos.

Luchó intensamente por llegar a la gubernatura en dos elecciones bajo las siglas de Morena, la primera de ellas en 2018 cuando perdió ante la panista Martha Erika Alonso, quien a las pocas semanas falleció en un accidente aéreo.

En ese periodo, Barbosa fue duramente criticado al haber asegurado que el fallecimiento de la gobernadora en funciones y su esposo, el senador Rafael Moreno Valle era un “castigo de Dios” porque le habían robado la elección.

Barbosa logró llegar a la gubernatura en una segunda elección en el 2019 y desde entonces ejerció con mano dura el poder e incluso inició fuertes persecuciones contra sus adversarios políticos.

Se enfocó en perseguir a los morenovallistas, a quienes llevó incluso a prisión, como el poderoso mano derecha de Rafael Moreno, Eukid Castañon, pero también a aliados de Morena y a propios integrantes de ese partido, como la entonces alcaldesa de la capital poblana, Claudia Rivera y el diputado federal y actual coordinador de la bancada morenista, Ignacio Mier.

Barbosa ocupó la mayoría de cargos públicos desde la izquierda representada por el Partido de la Revolución Democrática, desde diputaciones federales hasta una senaduría, donde ejerció una voz crítica contra los gobernantes, hasta que se sumó a Morena.

Su estado de salud se vio deteriorado tras sufrir diabetes, enfermedad que le provocó la amputación del pie derecho y que casi quedara ciego, condición con la que ejercía la gubernatura con la ayuda de su esposa.

La polémica acompañó al mandatario, como cuando tras la aparición de la pandemia Covid-19 aseguró que con “un molito de guajaolote” se curaba; también era común confrontarse con el presidente por la toma de decisiones para enfrentar la pandemia; además se quejaba públicamente de cuestiones políticas que no le parecían, así fuera incluso en contra de Andrés Manuel López Obrador.

Desde que asumió la gubernatura, emuló las mañaneras presidenciales, y diariamente ofrecía una larga conferencia de prensa con un control férreo de quienes preguntaban y qué tipo de cuestionamientos.

Durante su gestión, una fuerte polarización política y social se vive en Puebla en todas las áreas, medios de comunicación, empresarial, social y político.

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