Marruecos le perdió el respeto a Portugal, apenas cuando había terminado su hazaña ante España
Marruecos sigue desmitificando a los gigantes europeos. Con la zalea humeante aún de España, este sábado colgó en el zoco de Marrakesch la de Portugal. Pisa Semifinales en Qatar 2022, y aguarda a su víctima… ¿o su verdugo?, de entre Francia e Inglaterra.
Marruecos se impone 1-0, en un Estadio Al-Thumama ataviado con ese sedoso, espectacular, estruendoso, vibrante seductor terciopelo rojo de miles de cabezas y gargantas, tan llenas de rabia y de esperanza, como sus emisarios de la cancha. Una versión distinta de la que humilló a los juglares de Luis Enrique. Sólo en lo táctico, no en ese corazón generoso, espumoso de rabia, de testosterona, de sangre, de genes, dispuesto a la lucha extrema.
Marruecos le perdió el respeto a Portugal, apenas cuando había terminado su hazaña ante España. Y sorprendió a Fernando Santos y su tropa. Graznido arbitral de por medio, y los africanos salieron con la túnica de la supuesta víctima, para someter al supuesto victimario. Pero todo ocurrió al revés.
Por eso los identifican como los Leones del Atlas, porque son más grandes, más feroces, con más testosterona y más furia que sus habituales versiones.
Sin perder el orden natural, de un equipo que hace de la resistencia y la respuesta inmediata su mejor armamento, de inmediato pudo contra la pared a los portugueses. No necesitó de agobios personales, ni de asfixias personales.
Mantuvo eficientemente el trabajo de zonas, y de repente, Portugal jugó bajo neblina: ni espacios ni senderos. Mientras de la tribuna bajaban los estruendos, los aullidos, los tambores, como si aquello fuera un escenario ritual de una nación, los jugadores marroquís se asentaban, tomaban el control, a veces de manera aseada y a veces de manera atropellada.