Uno de los nombres que quedarán grabados a fuego en este Mundial de Qatar es el de Aurelien Tchouameni. Encargado de tener que cubrir las bajas de Kanté y de Paul Pogba en la mitad de la cancha, hizo olvidar a las figuras de los campeones en Rusia 2018 a partir de la entrega para el corte y de la calidad para dar el primer pase. Y a todo ese trabajo silencio que venía haciendo hasta los cuartos de final, se sumó ahora su aporte goleador: abrió el marcador en el triunfo 2-1 ante Inglaterra para meterse en las semifinales del torneo.
Después de una buena jugada colectiva de Francia en la que Mbappé rompió por dentro para ganarle la espalda a Rice y luego abrir el juego con Dembelé, el extremo del Barcelona aprovechó el desdoblamiento de Koundé por la banda derecha, gambeteó hacia el centro y le pasó la pelota a Grizmann, quien se la pasó al mediocampista central del Real Madrid. Y en ese momento, Tchouameni sacó un fierrazo a más de 100 km/h para superar el bloqueo de Bellingham y esquinar el disparo sobre el palo derecho de Pickford.
Ahora bien, al momento del festejo, el exjugador de Monaco de 22 años salió corriendo para el banderín del córner, donde se encontró con el resto de sus compañeros y se sumergió en interminables abrazos. Sin embargo, tuvo la lucidez y el momento para acordarse del ídolo de su infancia: Lisandro López.
“De pequeño era hincha del Bordeaux y jugaba como delantero. Y hubo uno que me inspiró muchísimo: Lisandro López, quien se desempeñaba en Lyon. Tenía su camiseta. Era un jugador realmente top”, había comentado en su momento. Y a partir de esa declaración en su llegada a Real Madrid, a cambio de más de 80 millones de euros en el último mercado de pases, se entiende el porqué de su celebración en Qatar.