En su mayoría los niños y adolescentes que vivieron la pandemia les cuesta trabajo
relacionarse y vivir en una sociedad que interactúa de manera constante, se requiere apoyo profesional.
La depresión muchas veces solo está relacionada con personas adultas, dejando de lado la posibilidad de que la población infantil pueda estar presentando este tipo de trastornos que ocasionan una serie de daños no solo emocionalmente sino en su salud y por supuesto en su entorno social descartando el pensamiento erróneo de que los niños solo por el hecho de ser pequeños son felices y no tienen preocupaciones, lo cual no siempre es así, pues al tener un pensamiento propio también presentan y viven situaciones difíciles que en ocasiones los puede llevar a iniciar con algunos trastornos como la depresión.
La licenciada en Psicología Ivonnet Vega López señala que la depresión provoca una tristeza persistente que puede llegar a incapacitar.
Trastorno. Resaltando lo antes dicho que en general, este trastorno mental se relaciona con la población adulta, pero lo cierto es que también afecta a los menores.
detectando la depresión. Algo a resaltar sobre esto es que en caso de los en los adultos, los recursos para detectar las propias emociones suelen ser más sofisticados, pero no resulta tan evidente en los menores, especialmente en los menores de 13 años. Quienes se ven afectados por una serie de situaciones, ya que a menudo, la depresión depende de factores ambientales como es el divorcio de los padres, una mudanza o el bullying, en cuyo caso resulta posible tratar la causa y, de ese modo, evitar el detonante.
Diagnóstico. Para lograr una identificación pronta de que un niño está atravesando por un cuadro depresivo, Vega López comenta “como profesional puedo decir que no existen síntomas definidos o claros para el diagnóstico de la depresión, aunque sí podemos estar atentos a determinados comportamientos, entre los más comunes en un niño son los dolores frecuentes de cabeza, molestias frecuentes de barriga, ganas de vomitar, inquietud, Irritabilidad, Micción nocturna, pese a que esa fase estaba superada, Falta de concentración, Agitación, Fatiga, Comportamientos negativistas y antisociales, por ejemplo, el niño rompe o quema objetos, entre otros”.
Ante estos síntomas en los niños, es fundamental acudir a la consulta psicológica y médica para descartar o confirmar que no se deben a episodios de depresión, recordando que en niños y adolescentes esta tiene algunos síntomas distintos respecto a los adultos, pues en la infancia, la diferencia más importante es que mientras en el diagnóstico de un adulto la tristeza y la falta de energía son muy visibles, en un niño es posible que no sea así. Asimismo destacó que los niños no poseen recursos para manejar sus emociones, o si los poseen, lo hacen en menor medida por lo que interfiere más en su desarrollo, lo cual no les permite aminorar los síntomas, por lo que siempre se requerirá de un profesional para apoyarlo y no disminuirlas, sino aliviarlas y quitarlas definitivamente, dependiendo si estas son de índole biológica o psicológico, recordando que este trastorno ya sea a corto o largo plazo puede tener consecuencias como la pérdida de la autoestima, inician con sentimientos de inferioridad, incapacidad de concentración, deserción escolar, alteraciones del sueño y del apetito, variación de peso, desesperanza y falta de ganas de vivir.
Ivonnet señala que en cuanto los padres observen cambios de conducta en sus hijos o se presente alguno de los síntomas ya mencionados, deben solicitar ayuda inmediata de un profesional en el área médica y psicológica, dejando la creencia de que es tan solo un episodio aislado o berrinche.