Efectos secundarios de la depresión

La somatización ocurre cuando alguna emoción o sentimiento da lugar a dolencias físicas.

Algo importante a tener en cuenta al hablar de uno de los efectos de la depresión es que la hipocondría y la somatización no son lo mismo. En el primer caso, la persona se caracteriza por la preocupación constante por padecer una enfermedad. No importan ni los consejos médicos ni los resultados que reciba esa persona, nunca podrá quedarse tranquila. En el caso de la somatización, por el contrario, los síntomas son completamente reales.

Algunos ejemplos son el dolor de panza o la falta de hambre al estar nervioso, incluso el ruborizarse al pasar vergüenza o estar expuestos frente a otros. Incluso hay una gran cantidad de expresiones idiomáticas que hacen referencia a partes del cuerpo, órganos y actitudes corporales, que hacen referencia a algunas emociones o ideales.

“Podemos definirlas como somatizaciones porque cuerpo-mente es una unidad: las emociones aparecen reflejadas en nuestro cuerpo y los procesos corporales como un dolor de muelas, por ejemplo, repercuten en nuestro ánimo. Son manifestaciones normales y en general pasajeras. Hay personas que por su historia vital tienden a expresar sus emociones predominantemente con una parte de su cuerpo”, explica una psicóloga

Cuando aparezcan este tipo de síntomas, el primer paso es descartar una posible patología médica. Tras hacer esto, hay que ver cuáles son los factores de estrés que contribuyen a que aparezcan estos síntomas. Para ello, habrá que recibir asistencia psicológica. De forma habitual, hay que analizar la forma de ver el mundo que tiene la persona e intentar “reorganizarlo” de forma que no aparezcan esas dolencias.

“Estos cuadros afectan a niños, adolescentes y adultos. Muchas veces, hay toda una historia de estos trastornos, por ejemplo, personas con psoriasis en la infancia y en la juventud presentan colitis ulcerosa”, señala la psicóloga.

 

  • Cuál es el perfil de una persona que somatiza:

Un psicoanalista describió a las personas que somatizan como aquellas que se sobre adaptan a la realidad ambiental de una forma disociada de sus necesidades y posibilidades emocionales.

  • Estas personas suelen presentar ciertas características:

Valoran el rendimiento laboral y son híper exigentes, trabajan muchas horas al día, incluso los fines de semana, Sin embargo, no pueden escuchar los mensajes de su cuerpo, ni a su familia cuando les dice que paren.

Separan los procesos intelectuales de los corporales, como si la mente y el cuerpo pudieran ir por separado.

En general, llegan a la consulta psicológica porque los ha derivado su médico, pero no son conscientes de que están sufriendo.

Realizar ejercicios de respiración y relajación de forma lenta y profunda, colocando una mano sobre el abdomen y otra sobre el corazón, ayudará a relajar tanto el cuerpo como la mente. Esto es algo necesario para mejorar tanto la estimulación como la conexión cuerpo-mente, lo que ayudará a dejar de somatizar.

 

  • Actividades relajantes:

Poner en práctica técnicas de control de estrés o realizar ejercicios de mindfulness ayuda a evitar la somatización. El sistema nervioso se relaja a través del ejercicio físico o de actividades que le resultan placenteras como la música, la lectura o la meditación.

Hay diferentes ejercicios que benefician el equilibrio entre la mente, el cuerpo y el bienestar. Buscar un lugar tranquilo, usar ropa cómoda y adoptar una postura adecuada son clave para que el ejercicio sea beneficioso. Además, es importante recordar que la clave no está en el tipo de técnica, sino en incorporar las rutinas en el día a día.

 

  • Escuchar música:

Al escuchar música aumenta la producción de dopamina, un neurotransmisor que activa el centro de placer. Así, se produce una sensación de alegría y desconexión en el cerebro. Además, esta actividad también tiene otros efectos positivos como aliviar el dolor, estimular el aprendizaje, la concentración y reducir la presión arterial.

 

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