Algunas formas de diabetes pueden no causar síntomas en sus primeras etapas.
La diabetes es un problema grave y relativamente común, en el que intervienen en buena medida factores ambientales y del estilo de vida. Si no se trata correctamente, puede terminar causando daños a órganos importantes.
Sin embargo, y especialmente en sus etapas iniciales, la diabetes sobre todo la prediabetes y la diabetes tipo 2, pueden ser difíciles de detectar. Por ello, especialmente si se reúnen factores de riesgo, es importante prestar atención a sus signos para consultar con el especialista cuando sea necesario.
- Factores de riesgo:
Más allá de los antecedentes familiares, que juegan un papel en el desarrollo de todos los tipos de diabetes, los factores de riesgo van a depender del tipo de diabetes del que estemos hablando.
- En la diabetes tipo 1:
La parte familiar, geográfica y ambiental es más relevante. De hecho, no es raro que se hagan análisis a los familiares de los pacientes con esta afección para detectar anticuerpos, que aumentan las probabilidades de sufrir la enfermedad.
- En la diabetes de tipo 2:
La raza o el origen étnico aumentan el riesgo, las personas afroamericanas, las hispanas, las nativas americanas y las asiáticas presentan mayor riesgo. Sin embargo, quizás el más importante, que también se aplica a la prediabetes y la diabetes gestacional, es el sobrepeso o la obesidad.
- Síntomas:
Teniendo esto en cuenta, la sintomatología también varía según el tipo de diabetes, especialmente en el modo en el que se presentan. En la diabetes de tipo 1, tienden a aparecer de manera rápida y con gravedad, mientras que en la diabetes de tipo 2 pueden tardar bastante en ser detectables.
- Algunos de los síntomas comunes incluyen:
- La sensación de sed.
- La orina frecuente.
- Pérdida involuntaria de peso.
- Presencia de cetonas en la orina.
- Sensación de cansancio y debilidad,
- Sensación de irritabilidad y otros cambios en el estado de ánimo.
- Visión borrosa.
- Aparición de llagas que tardan en cicatrizar o las infecciones en las encías, piel o la vagina.