Durante el confinamiento se dieron las condiciones para que los agresores sexuales tuvieran oportunidades contundentes para ejercer abuso sexual infantil hacia sus víctimas.
Hablar del abuso sexual infantil, es un tema que provoca muchas opiniones en la sociedad, principalmente cuando el abuso ocurre dentro del seno familiar, donde se supone que este es un lugar seguro en el que tanto niños como adolescentes deberían mantenerse a salvo y protegidos, pero desafortunadamente de acuerdo a los registros, es ahí donde mayormente suceden este tipo de casos donde el verdugo resulta ser un padre, un hermano, un tío, abuelo incluso un padrastro.
La licenciada en Psicología, Ivonnet Vega López señaló que existen una variedad de características que propician que una niña o niño sea víctima de abuso sexual, las cuales se pueden dividir en individuales, que es la baja autoestima; la timidez o retraimiento; la dificultad para establecer límites; la actitud de sumisión y la dificultad para decidir, la segunda serían las familiares, como es el hecho de vivir separados de sus padres o personas viviendo temporalmente en casa; el aislamiento dentro del entorno familiar; la necesidad de afecto y atención no satisfechas; la escasa o nula educación sexual o alguna discapacidad y por último las sociales, las cuales están vinculadas con el ejercicio de la prostitución en su entorno; la orfandad; el hecho de pertenecer a una minoría étnica; vivir o trabajar en la calle y, el abuso de drogas y/o alcohol.
No distingue estratos sociales. En cuanto al perfil del abusador resaltó que no existe un perfil único de adultos que abusan sexualmente de niños y niñas, sin embargo, se presentan en ellos algunos factores que los lleva a cometer este delito, como poseer un historial de maltrato infantil, abandono y también abuso sexual, problema mental, así como también abuso de estupefacientes, por lo que en ese sentido es importante aclarar que es un mito el abuso sexual infantil no distingue razas, credos, educación o estratos sociales, más bien se requiere entender que el abuso infantil tiene que ver con adultos con historias de patologías emocionales y mentales generadas unas por su entorno social y las últimas por desórdenes de psicológicos, (desórdenes de personalidad y psicopatías mentales).
Casos. Vega López comentó que un punto a destacar sobre esto es cuando el abuso sexual sucede con personas de la misma familia, a veces suele haber casos donde no se informa de lo sucedido y quizá la razón más común se reduzca a lo siguiente: la familia no quiere que aquello sea verdad. Y entonces lo evita, lo minimiza o lo ignora, "por lo que estoy segura de que si preguntáramos en casa cómo reaccionarían frente al abuso a un miembro de la familia, la respuesta sería contundente: lo protegerían y denunciarían el delito. Pero la situación puede cambiar cuando el que comete dicho delito es otro miembro de la familia. Uno que también aman y del que tienen el mejor concepto. Entonces todo se vuelve más complejo y confuso, porque cuesta creer que un ser querido pueda ser capaz de algo así. Y esto sumado a un proceso legal que conlleva y el desgaste emocional al cual será expuesta, la familia prefieren omitir o hacerse de la vista gorda el mayor tiempo posible sin saber que se convierten en cómplices del agresor al no ser denunciado, por lo tanto, también se aúna la ignorancia, la incertidumbre y el temor."
Violencia. Para finalizar, Ivonnett mencionó que el abuso sexual infantil es una problemática social en la que todos somos responsables, ya que es la niñez el presente que construye a nuestra sociedad, a nuestra Nación y si esperamos desarrollar una sociedad libre de Violencia tendremos que unirnos como tal y velar por la integridad y salud mental y emocional de nuestras niñas y nuestros niños haciendo valer sus derechos humanos fundamentales y dándoles las herramientas necesarias para resguardar su integridad.