Un balón peinado por Mitchell Duke sirvió para que Australia se recuperara de la goleada contra Francia, derribase el muro de Túnez y dé un paso de gigante para estar en los octavos de final del Mundial.
A la selección tunecina, después de su impresionante actuación defensiva ante Dinamarca, la sorprendió un solitario cabezazo de Duke, futbolista del Okayama japonés. Un tanto suficiente para que los australianos controlaran el marcador y expusieran la debilidad de una Túnez que, con su goleador Wahbi Khazri tocado, sufre mucho para ver puerta.
Se diluye de esta forma el sueño de los norteafricanos de estar por primera vez en unos octavos de final y se lo tendrán que jugar en la última jornada ante Francia. La mejor opción para los tunecinos es que los galos derroten esta tarde a Dinamarca, lo que les deje ya clasificados y sin nada que jugarse en la última ronda.
Australia, que venía de encajar un 4-1 en el que, aun así, no dejó mala imagen, se recuperó gracias a un detalle de brillantez de Duke, que llevaba sin ver puerta desde hace dos meses. El delantero de 31 años aprovechó un centro de Craig Goodwin para simplemente peinar la pelota. Esta venía con mucha fuerza, tras tocar en un defensa, por lo que el sutil roce de Duke fue suficiente para que esta se alejara de los guantes de Dahmen. El gol aterrizó en momentos de dominio 'aussie', pero con él se esfumó la presencia ofensiva de los de Graham Arnold, que comenzaron a sufrir ante una Túnez que tiraba más de garra que de otra cosa. Australia, que nunca se ha caracterizado por su poderío en defensa, salvó los muebles primero gracias a un bloqueo de Souttar a disparo de Mohamed Drager a bocajarro y más tarde cuando Youssef Msakni desperdició una gran combinación por banda. La pelota llegó rasa y blanda al primer palo.