Enner Valencia reavivó el sueño ecuatoriano de seguir adelante en el Mundial de Qatar con un gol que le permitió a la Tri rescatar un empate ante Países Bajos (1-1), que les deja a solo un punto para clasificarse por segunda vez en la historia a los octavos de final de una Copa del Mundo.
Como en el partido inaugural, el atacante fue el salvador de su equipo y, como entonces, se tuvo que marchar, entre lágrimas, lesionado en el tramo final del duelo, que siguió desde el banco de suplentes con una bolsa de hielo en la rodilla derecha.
Un hilo. De esa articulación estará de nuevo pendiente Ecuador los próximos días, antes del definitivo duelo contra Senegal, a disputarse el próximo martes, en el que al equipo de Gustavo Alfaro le alcanza con empatar para meterse entre los 16 mejores de la competencia (no obstante, una derrota lo dejará al borde del abismo).
La Tri plantó cara a una de esas selecciones armadas para ganar el Mundial e incluso por momentos desarboló su juego de control, hasta que la magia del capitán obtuvo el premio buscado.
Valencia es magia en el Mundial y las críticas que ha recibido en su país parecen inverosímiles cuando se ven sus números en esta competición.
De sus botines salieron los últimos seis tantos ecuatorianos en Mundiales y, tras los dos que marcó a Qatar en el partido inaugural, consiguió otro, que lo afianza como el máximo artillero de la Tri en campeonatos del mundo (y de Qatar 2022). Ya tiene tantos goles en sus arcas como los que marcó en Brasil hace ocho años en la penúltima aparición ecuatoriana en un Mundial. Valencia es el alma del equipo, la culminación de una selección que gana enteros y que tendrá que buscar un punto contra Senegal en la última fecha para estar de nuevo entre los 16 mejores del mundo.