Con el pase a su octava final de la Copa de Maestros ya en el bolsillo, Novak Djokovic dice que ante Taylor Fritz ha tenido que jugar a “sobrevivir”, y que no se ha sentido especialmente “reactivo” ni “cómodo”.
El día previo, el campeón de 21 grandes se había metido una paliza de aúpa para sellar el pleno en la fase de grupos –3h 11m, el duelo más largo de esta edición– y en su expresividad vuelven a advertirse síntomas de merma física, aunque ha vuelto a tirar de oficio para resolver ante el estadounidense (7-6(5) y 7-6(6), tras 1h 54m) e igualar el registro de finales del alemán Boris Becker; por delante de ellos solo figuran Roger Federer (10) e Ivan Lendl (9).
“No fue mi mejor día en términos de tenis, pero aguanté”, expone ante los aficionados del Pala Alpitour de Turín, testigo este sábado de una semifinal resuelta al todo o nada del tie-break, pero con la sensación siempre de que a la hora de la verdad, el serbio va a terminar imponiendo su ley, como así ocurre. Aun compitiendo al trantrán, sin necesidad de frivolidades, el veterano (35 años) acaba anulando la intentona de Fritz y el buen recorrido del norteamericano en el torneo; ahí quedan.