Los síntomas incluyen dolor de garganta al tragar, malestar general, fiebre, enrojecimiento de la faringe.
La faringitis es una patología provocada por determinados virus o bacterias que provoca una irritación, inflamación o infección de la faringe, "particularmente de su tejido linfoide”.
Los signos de alerta de esta afección incluyen el dolor de garganta al tragar, malestar general, fiebre, enrojecimiento de la faringe y, en muchos casos, puede aparecer un "agrandamiento doloroso de los ganglios del cuello", que se conoce como "linfadenitis reactiva".
Independientemente de la causa que origine esta afección, una de las principales recomendaciones de los especialistas para abordar su tratamiento es mantener una correcta hidratación y una dieta equilibrada. Asimismo, indican que pueden emplearse antiinflamatorios no esteroideos para el dolor, mientras que en casos más graves se pueden utilizar corticoides.
"Como la mayoría de las faringitis agudas son causadas por virus y no se curan con antibióticos, el tratamiento antibiótico solo debe usarse cuando el médico sospecha de la existencia de una infección bacteriana primaria, de una infección viral complicada, o de una complicación de una afección faringo-amigdalar", subrayan.
En cuanto a los cuidados en el hogar, aconsejan seguir las siguientes pautas para controlar la aparición de la faringitis aguda:
- Evitar los ambientes muy contaminados.
- Evitar los cambios bruscos de temperatura y los ambientes secos ocasionados por el uso de calefacción o aire acondicionado.
- Ingerir más líquido de lo habitual, como infusiones o caldos.
- Realizar gárgaras con manzanilla o agua tibia y sal.
- Fomentar una dieta rica en vitamina C.
- Consumir cítricos, uvas o miel, ya que ayudan a mantener la garganta en buen estado.
- No consumir tabaco para evitar la irritación de los tejidos de la garganta.
La miel es un antiséptico natural que ayuda a combatir infecciones como la faringitis aguda y a aliviar la irritación. Otro de los remedios caseros más populares es el jengibre, por sus propiedades antiinflamatorias, por lo que se puede consumir en una infusión, junto con un poco de limón y miel.