'Estamos militarmente preparados y una de las claves es asegurarse de que Taiwán pueda defenderse'.
Estados Unidos afirmó ayer miércoles que está observando “de cerca” las posibles acciones militares de China contra Taiwán y aseguró que están totalmente preparados ante cualquier posible ataque a la isla.
“Lo observamos de cerca. Estamos militarmente preparados y una de las claves ahora es asegurarse de que Taiwán pueda defenderse”, indicó en conferencia de prensa el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley. El militar señaló que una de las “muchas lecciones aprendidas” de la contienda en Ucrania es que “la guerra en el papel es muy diferente a la guerra real, cuando se derrama sangre y la gente muere” y destacó que el Ejército chino “no ha peleado en combate desde que luchó contra los vietnamitas en 1979”. “Estarían jugando a un juego muy peligroso invadiendo la isla y no tienen la experiencia ni los antecedentes para hacerlo. Todavía no se han entrenado para ello”, agregó.
Persona racional. Milley explicó que, aunque no conoce personalmente al presidente chino, Xi Jinping, lo considera como una persona “racional” que “tomará decisiones basadas en lo que cree que es su interés nacional”. “Creo que evalúa las cosas según el costo, el beneficio y el riesgo. Y creo que concluiría que un ataque a Taiwán en el futuro cercano sería un riesgo excesivo y terminaría en una verdadera debacle estratégica para el ejército chino, y creo que arruinaría su sueño de China de ser el número uno”, afirmó. Aun así, añadió el general, estadounidense, “está observando de cerca cuánta capacidad anfibia tienen, cuánta capacidad aerotransportadora tienen. Ahora podrían bombardearlo, podrían lanzar misiles. Podrían atacar Taiwán, pero tomarla es una tarea militar muy difícil de hacer”. La isla es uno de los mayores motivos de conflicto entre China y Estados Unidos, debido sobre todo a que Washington es el principal suministrador de armas de Taiwán y sería su mayor aliado militar en caso de conflicto bélico con China.
Taiwán —adonde se retiró el ejército nacionalista chino tras la derrota contra las tropas comunistas en la guerra civil— se ha gobernado de manera autónoma desde 1949, aunque China reclama la soberanía de la isla, que considera una provincia rebelde.