El equipo dirigido por Tata Martino tuvo un día de relajación.
El día que los seleccionados esperaban por fin llegó. El descanso, después de más de tres semanas de intenso trabajo arribó para los futbolistas de la Selección Mexicana.
Muchos hicieron trabajo de gimnasio muy temprano en el hotel de concentración, la idea era no perder el ritmo de trabajo con el fin de llegar al entrenamiento de la mejor manera y que Gerardo Martino los vea óptimos.
Hubo otros que comenzaron con el desayuno y se alistaron para salir rumbo a la ciudad.
Los jugadores estaban listos para partir. Girona les abrió la puerta a algunos, también hubo otros que prefirieron ir a Barcelona, la idea era aprovechar las horas que tuvieron para ir de compras y conocer las tierras de Catalunya.
Alexis Vega, Roberto Alvarado y Uriel Antuna decidieron dejar la ropa de entrenamiento en el olvido, igual Guillermo Ochoa y Alfredo Talavera.
Algunos decidieron sí quedarse con el patrocinador en el pecho.
Después de más de cinco días, además del arribo del capitán Andrés Guardado, era momento de la convivencia con el cuerpo técnico que se quedó a disfrutar del resort.
Los jugadores arribaron en el camión que la Federación Mexicana de Futbol rentó para ellos y después comenzó el recorrido de protagonistas con sus bolsas de compras que hicieron a lo largo del día.
Todos decidieron entrar por una puerta alterna para no encontrarse con los medios de comunicación que todavía estaban en el sitio tras el arribo del Principito desde Valencia.
Los que no pudieron evitar a la prensa fueron los sparrings.