Los Bills de Buffalo proporcionaron este miércoles una actualización sobre la lesión de Josh Allen. El mariscal de campo presenta un esguince en su codo derecho, dolencia que en un principio le permitiría entrenar de manera limitada y tratar de ponerse a punto de cara al partido del domingo, ante los Vikings.
El entrenador en jefe Sean McDermott calificó el estatus de su quarterback como “día a día”, es decir, su participación en el encuentro de la semana 10 se decidirá hasta el final. La esperanza de Buffalo es que el mariscal de campo pueda lidiar con las molestias al momento de lanzar el ovoide, situación que le permitiría estar dentro del emparrillado. Los aficionados de los Bills respiraron tras conocer que la lesión no es de gravedad. Por un momento se especuló que Allen podría perderse el resto de la temporada, sin embargo, todo parece indicar que el mariscal de campo no requerirá cirugía. En todo caso, a lo largo de la semana deberán conocerse mayores detalles y sobre todo las sensaciones del jugador al momento de practicar. Allen estuvo ausente del entrenamiento del miércoles. El mariscal de campo se lesionó en la última jugada del partido ante los Jets, al recibir un duro golpe en su brazo de lanzar. Pese al dolor, el quarterback fue capaz de lanzar dos pases más, aunque las molestias eran evidentes. Tras dos días de incertidumbres, se confirmó que no hay daño mayor en los ligamentos, por lo que en caso de perderse algunos partidos, su ausencia no deberá de ser prolongada, o al menos no como se temía en un principio.