El líder del autoritarismo presionó a los directivos de la FIFA para que el torneo se realizara en su país.
A sólo pocos días de que la Copa del Mundo de 1934 comenzara, el presidente del Partido Nacional Fascista, Benito Mussolini, amenazó a toda la plantilla de jugadores y al cuerpo técnico con que los asesinaría si no ganaban el Mundial.
El líder del autoritarismo presionó a los directivos de la FIFA para que el torneo se realizara en su país, e incluso habló con los representantes de Suecia para que declinaran su candidatura para dicho Mundial. Una vez que Italia fue nombrada sede de la Copa del Mundo, el siguiente paso de Mussolini fue conseguir que jugadores sudamericanos con ascendencia italiana jugaran para los azzuaras y que así, el equipo tuviera más posibilidades de ser campeón.