adolescentes y jóvenes, son propensos a presentar una gran desmotivación y desvalorización hacia su vida y la de los demás.
Aunque es un tema que constantemente se ha estado manejando debido al incremento de casos de suicidios, depresión y trastornos mentales a causa de la pandemia del COVID 19, es una situación que requiere que se le ponga una mayor atención debido a que se está expandiendo de forma rápida en las generaciones de niños, adolescentes y jóvenes, quienes cada vez más son propensos a presentar una gran desmotivación y desvalorización hacia su vida y la de los demás.
Ante esto, Monseñor Alonso Gerardo Garza Treviño, Obispo de la Diócesis de Piedras Negras comentó que desde hace un tiempo ya venía presentándose esta situación, pero con la pandemia se recrudeció, pues influyo mucho el que niños y jóvenes dejaran de convivir con los suyos y se encerrarán, lo que trajo una falla en su proceso de crecimiento, ocasionando que no tengan esperanza, que anteriormente era algo característico de ellos.
"En cuatro palabras les diré lo que considero que es importante insistir en ellos, las cuales se forman con las cuatro letras de la palabra VIDA: Con la V, al adolescente hay que enseñarle que conozca y reconozca la VERDAD de lo que es la existencia humana pues pueden entrar muchas ideas y conceptos a su mente que desvaloran lo que es la vida, por lo que, si no cuentan con esta verdad sobre la vida, no la van a valorar.
Con la letra I tomaremos la palabra IDEAL, casi todo adulto tiene un ideal, un fin por el que vive, algo que quiere conseguir, antes le preguntabas a los niños, a los adolescentes y jóvenes ¿qué quieres ser el día de mañana? y respondían, pero hoy no lo saben pues solo mencionan que les interesa el momento presente, lo que indica la falta de ese ideal por lo que es necesario ayudarles para que encuentren algo por lo que valga la pena vivir.
Con la letra D pongo como cristiano a DIOS, pues si él no está presente en nuestra mente y corazón, no le vamos a encontrar sentido a la vida, por lo que decimos no tiene ningún sentido que yo continúe, pero cuando reconocemos a Dios presente en nuestra existencia cambia todo.
Y, por último, para cerrar con broche de oro, con la A es el AMOR, cuando una persona no quiere vivir es porque le falta amor o lo tiene, pero no lo siente, muchas veces los niños se sienten abandonados por sus padres, que trabajan, alejándose de ellos, por ello es necesario que reconozcan el amor que se les tiene para que valoren la vida, su vida", finalizó Monseñor Alonso Gerardo.