La reina del Mictlán recibe a las almas que dejaron este mundo de forma natural.
Conocida como la señora de los muertos, la señora del corte del cordón umbilical, la reina del Mictlán, o simplemente la señora de la muerte, Mictecacihuatl es la diosa mexica que rige el otro mundo. Junto a su esposo, el señor de la muerte Mictlantecuhtli, Mictecacihuatl recibe en el Mictlán a las almas que murieron de forma natural, para vigilar sus huesos y velar su sueño por toda la eternidad.
Esta diosa, también conocida como la “Dama de la Muerte”, es uno de los personajes más recordados en estas fechas de Día de Muertos. Se dice que murió al nacer, y que luego con Mictlantecuhtli, en las aguas primordiales del cosmos dieron vida a Cipactli, con quien se formó la Tierra.
En náhuatl, Mictecacihuatl, significa “señora de las personas muertas"; miquitl, "muerto"; técatl, "persona de, morador de, habitante de": mictécatl, "muerto"; cíhuatl, "señora, mujer, dueña"). Es una deidad protectora y da origen a un sin fin de leyendas relacionadas con el inframundo.
La "Señora de las personas muertas" es la reina de Mictlán, ocupa el noveno y último nivel del inframundo en la mitología mexica. Su encomienda es vigilar los huesos de los muertos, por eso ella presidía los festivales mexicas hechos en honor de los muertos. A veces se la representa trabajando en conjunto con Mictlantecuhtli, y a veces en conflicto.
En el Museo Nacional de Antropología se exhibe una representación de “Mictecacíhuatl, Diosa de La Muerte”. En la Mediateca del Instituto Nacional de Antropología e Historia, la describen como una escultura “representada en posición sedente, sobre las piernas, con los brazos flexionados hacia el frente. El rostro descarnado, y los cabellos enmarañados. Debajo de las costillas aparece el hígado”.
Se trata de una escultura deidad o sobrenatural, una pieza arqueológica tridimensional del Altiplano Central, realizada en el Periodo Posclásico Tardío, que mide 52.0 cm por 27.0 cm por 27.0 cm, que pertenece a la Colección Dorenberg, y que fue una entrega voluntaria, señalan.
La investigadora Xóchilt del Alba León Estrada, en su texto “La mujer en Mesoamérica”, afirma que entre las principales deidades del panteón mesoamericano destacan el dios del agua Tlaloc, el del viento Ehecatl y el de la muerte Mictlantecuhtli, todos ellos con representación masculina; sin embargo, “hay que decir que este último dios, que moraba en el inframundo, el mundo de los muertos, era siempre acompañado por Mictecacihuatl, la diosa y señora de la muerte”.
Su importancia y relevancia, apunta León Estrada, era compartida con otras diosas, como Chalchitlicue, diosa del agua, Tlazolteotl, la gran paridora como aparece en el Códice Borbónico y diosa de las tejedoras, y Tonacacihuatl, la diosa madre, la mujer de la subsistencia de nuestra carne o cuerpo, cuyo concepto los conquistadores y evangelizadores españoles supieron manipular y aprovechar para erigir el culto católico de la Virgen María.
“La importancia de la mujer en el mundo mesoamericano se manifiesta de diversas maneras, como las figurillas de piernas gruesas y senos amplios, muy recurrentes en el arte mesoamericano, que son ejemplos de la idea femenina de fertilidad y fecundidad asociadas a la tierra y la agricultura”, señala la investigadora, quien agrega que la relación tierra-mujer-fertilidad-muerte, en la cosmovisión mesoamericana, ha sido plasmada en los ritos y calendarios agrícolas y en las obras de los especialistas que han abordado dichas manifestaciones culturales.
Xóchilt del Alba León Estrada cita a Ángel María Garibay para dar cuenta de lo que la mujer representó y sigue representando en nuestra sociedad, donde el historiador dijo: “México ha sido un pueblo maternalista. Tiene sed de amor materno. [Este] se traduce en las imágenes de barro de mujeres grávidas que hallamos en los ínfimos sustratos arqueológicos, pero se halla atestiguada también en [muchos] cantos”.
Artistas como Miguel Covarrubias elaboraron dibujos de Mictecacihuatl. Uno de ellos, que es un boceto a lápiz y tinta sobre papel que mide 27.9 x 21.5 y que forma parte del expediente “Aztecas - Dibujos y fotografías” de las Bibliotecas de las Bibliotecas de la UDLAP, la muestra “solamente del lado izquierdo; está de rodillas sobre el suelo, con ambos brazos también en el piso, mientras devora a un hombre. Su rostro está representado con semblanzas de una calavera. En su cabeza tiene un adorno con un penacho de plumas y en su oreja izquierda un arete grande. Porta una especia de capa y una falda, con características prehispánicas. Una mano sobresale por la parte de atrás de su cuerpo.”.
La "Señora de las personas muertas" manda en el Mictlán, que no es un lugar de tinieblas, ni un lugar de castigo, sino que es concebido simplemente como la morada de los muertos, de los descarnados. Un lugar donde: “cuando el Sol desaparece en el horizonte se dirige a mi hogar y es cuando los muertos se levantan de su sueño”, señalan de Mictecacihuatl.