El Atlético de Madrid recibió al Bayer Leverkusen en el Wanda Metropolitano con la obligación de ganar para evitar la posible eliminación prematura en la fase de grupos de la Champions League. La contundente goleada del Porto sobre el Brujas en Bélgica dejó al Colchonero contra las cuerdas, dado que la distancia de puntos imponía la necesidad de sumar de a tres en el combinado liderado por el Cholo Simeone.
La presión externa afectó sensiblemente a los de la capital española. A pesar de contar con estrellas internacionales en su ofensiva como Antoine Griezmann, Álvaro Morata, Ángel Correa y Yannick Carrasco, el conjunto albirrojo comenzó el pleito de la peor manera: el francés Moussa Diaby se escapó por el sector derecho y con una exquisita definición puso al elenco alemán en ventaja. El 1 a 0 adverso a los 9 minutos de iniciado el encuentro cargó de nerviosismo al extraordinario escenario albirrojo.
La reacción del dueño de casa llegó rápido. La construcción de una pared perfecta entre Correa y Griezmann fue la clave para que la estrella gala descargue con Yannick Carrasco, para que el belga resuelva con un remate rasante, imposible para la estirada de Lukás Hrádecky. Una conquista anímica e importante, dado que la repartición de puntos no le servía a ninguno. El Atlético de Madrid necesitaba un gol más para seguir en la competición más codiciada de Europa.
Lejos de calmar los ánimos, los protagonistas del Colchonero continuaron exponiendo imprecisiones a causa del estado de ánimo. Así, Ángel Correa perdió una pelota en lo que aparentaba ser una salida sencilla desde el fondo y Callum Hudson-Odoi capitalizó el error ajeno para festejar el 2 a 1 a favor de la visita. Otra vez los de Simeone debían remar desde abajo.
En el complemento Rodrigo De Paul le dio vida al Atlético de Madrid. El ex Racing ingresó en lugar de Correa y en la primera que tuvo expuso todo su talento con un remate preciso que dejó sin posibilidades a Lukás Hrádecky. Por la fabulosa pegada del referente de la Scaloneta, el Colchonero encendía las llamas de la ilusión en la capital ibérica.
El Atlético de Madrid hizo los méritos para llevarse la victoria. Incluso en el final, como ocurrió el domingo pasado en la definición del fútbol argentino con el clásico entre Racing y River, el conjunto local tuvo un penal a su disposición para concretar la hazaña. En el Cilindro de Avellaneda falló Jonathan Galván ante Franco Armani y en el Wanda Metropolitano el que no pudo marcar fue Yannick Carrasco. Dos historias que se unieron en el dolor y la frustración. El Colchonero se despidió de la Champions League en la fase de grupos y la Academia le regaló el título a Boca Juniors. Fue el mismo guion cinematográfico para dos partidos que se jugaron a más de 10.000 kilómetros de distancia.