Panam, la marca mexicana que compite el mercado

La primera vez que Panam se planteó una transformación para mantenerse competitivo fue a finales de los 90. La marca, que surgió en 1962 para calzar a trabajadores y estudiantes, había vivido tres décadas doradas, hasta la apertura comercial a finales de los años 80. La entrada de México al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio en 1986 y la posterior firma del Tratado de Libre Comercio permitió la entrada de las grandes marcas estadounidenses, como Nike o Reebok, al mercado mexicano. No hubo de otra: era renovarse o morir.

Modelos. Entonces Panam sumó más colores a su icónico modelo 084, que en aquellos años sólo se vendía en azul, blanco y rojo. Eso bastó para mantener a los clientes entusiasmados durante un par de décadas más. La siguiente 'gran transformación' de la marca fue en 2017, cuando la compañía integró a su catálogo modelos con siluetas diferentes a las del tradicional 084, como la bota. Dos años más tarde Panam se diversificó para comenzar con la venta de ropa deportiva, mochilas, gorras y otros accesorios. Hoy esta parte del negocio ya aporta el 20%. “Todos quieren novedades, pero no todos lo pueden pagar y esta es una de las cualidades que ha mantenido Panam a lo largo de los años. Siempre ha sido un tenis con un costo bastante accesible para la gente”, dice Paola Reglin, directora de marketing, en entrevista con Expansión. Aunque la nostalgia ha sido un gran motor de venta, Reglin reconoce que para mantenerse otros 60 años vigentes, el siguiente desafío que enfrenta la marca mexicana es el de conectar con consumidores más jóvenes.

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