Erick Aguirre y su aplaudido gesto hacia Marino Hinestroza tras lesionarlo en el Pachuca vs Monterrey

Erick Aguirre fue protagonista de uno de los momentos más álgidos en la semifinal entre Pachuca y Monterrey. El zaguero, en su intento por cortar un avance de Marino Hinestroza, se barrió y propinó tal golpe que la camilla tuvo que retirar al extremo tuzo. Aguirre, por la gravedad del suceso, reconoció su error, pidió disculpas y expuso lo realmente importante en el fútbol.

El defensor regiomontano se marchó a las regaderas y dejó en desventaja numérica a su equipo, quien cayó 5 a 2 en la cancha del Estadio Hidalgo. Pese a ello, se acercó con Hinestroza para ofrecerle disculpas y aclarar que nunca hubo una mala intención de su parte.

Erick llegó al vestidor en el que el extremo colombiano se encontraba acostado junto a su esposa y su padre. Con la frente en alto, le dio la mano y lo abrazó.

Con ello dejó claro que en el fútbol, la integridad y el respeto por los compañeros de profesión siempre serán más importantes que cualquier resultado.

Hinestroza ingresó de cambio, jugó 6 minutos, provocó una expulsión y se marchó lesionado, incluso podría perderse la semifinal de vuelta. Habló y dijo que su preocupación recaía en que no sentía el pie por el posible contacto con un nervio entre la ingle (lugar del golpe) y el pie, pero está esperanzado en recuperarse para el cotejo en el Estadio BBVA.

A pesar de la angustia, tomó de buena manera las palabras de arrepentimiento y le pidió al mexicano de 25 años que no se preocupara. “Tranquilo hermano, son cosas que pasan en el fútbol”, sentenció el sudamericano.

El lateral regio no fue expulsado en primera instancia, únicamente vio el cartón preventivo, y desde ese momento su cara denotaba preocupación por el impacto. El VAR llamó a César Arturo Ramos, quien rectificó su decisión y le sacó la tarjeta roja.

Hasta ese momento (minuto 64), el marcador era 3 a 2 en favor de Pachuca, había esperanzas de que los pupilos de Víctor Manuel Vucetich pudieran empatar, pero con la expulsión se tuvieron que hacer ajustes que no terminaron de funcionar y concedieron 2 anotaciones más.

La eliminatoria está casi sellada en favor de los hidalguenses. A pesar de que jugarán en su estadio y con su gente, la remontada rayada luce sumamente complicada, y parte de la responsabilidad es del jugador que se hizo expulsar.

La barrida del ex-tuzo fue una irresponsabilidad, pero ni la vergüenza de haber lastimado a un compañero de profesión o la tristeza de haber perdido un juego tan importante le quitaron el valor para pedir perdón. Sí, se perderá la vuelta y no ayudará a su club a buscar la épica, pero ha dejado en claro que es más humano que futbolista.

En otro momento, los aficionados hubieran atacado a más no poder por haber dejado a la escuadra en desventaja, pero el acto de dignidad del michoacano le hizo ganarse los elogios de la gente, local y rival.

“El fútbol es un deporte de caballeros”, dice un viejo lema. Ahora, queda en evidencia que no importa la instancia o el marcador, para algunos “caballeros” como Erick Aguirre, siempre serán más importantes los valores del respeto y la integridad de sus compañeros futbolistas.

Aquellos dichos que glorifican la idea de “romper al enemigo” han quedado en el pasado. El fútbol no es una guerra a matar o morir; sí, hay que entregar todo en la cancha pero nunca comprometiendo el físico del rival, que por muy contrario que sea, no es un némesis al cual exterminar.

La gente, de a poco, puede ir entendiendo que en el balompié un resultado no debe quebrantar ciertas fronteras. Ganar y perder es esencial en cualquier deporte, así que es imposible borrar aquellos sentimientos de frustración o enojo, lo que sí se puede, y lo demostró el elemento tuzo, es dejarlas de lado cuando hay cosas más importantes en qué pensar.

Posiblemente el acto de Aguirre pueda concientizar a las aficiones sobre el hecho de que las rivalidades terminan en la cancha, fuera de ella la cordialidad debe abundar. En la Liga MX se han vivido múltiples episodios de violencia derivadas de —entre otras cosas más— la idea de “derrotar al contrario”; momentos como el que regalaron ambos jugadores, naturales y genuinos, pueden augurar tiempos mejores.

 

 

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