La relación que existe entre el manejo de un instrumento musical y una mejor adaptación del sistema nervioso es algo que se ha estudiado desde hace años, como muestra están los trabajos de la investigadora Brenda Hanna-Pladdy, de la Universidad Emory en Atlanta, y de Carolyn Phillips, exdirectora de la prestigiada orquesta Norwalk Youth Symphony.
Estos estudios coinciden en que, además del enriquecimiento cultural que conlleva esta actividad, se consiguen los beneficios que a continuación enumeramos:
- Mejora las capacidades cognitivas
El tocar un instrumento musical nos ayuda mejorar los procesos cognitivos, los cuales son los encargados de la ejecución de la comprensión, atención, pensamiento y memorización.
Tener el hábito de practicar con regularidad provoca que al llegar a la vejez el deterioro del sistema nervioso sea menos grave.
- Ejercita el sistema psicomotor
Sea cual sea el instrumento, el uso de las articulaciones de tus dedos y manos son las herramientas necesarias para crear las más agradables melodías.
Por lo que, mientras trabajas una nueva habilidad musical, al mismo tiempo realizas ejercicios de movilidad que fortalecerán tus huesos y serás menos propenso a sufrir de enfermedades como artritis o artrosis.
- Aumenta tu coordinación
Resulta muy gratificante darse cuenta de haber logrado la destreza de coordinar tus movimientos para que el instrumento suene con una armonía perfecta después de practicar por un determinado tiempo.
Vencer este reto te motiva a conseguir cualquier objetivo que te plantees si tienes el enfoque correcto.
- Agudiza la capacidad auditiva
Dado a la gran variedad de tonos que un instrumento puede producir, quien se dedica a tocarlo va adquiriendo nociones para diferenciarlos.
En su máxima expresión es lo que conocemos como oído absoluto, una habilidad que solo pocos poseen. Sin embargo, ir aprendiendo a educar el oído resulta beneficioso al experimentar una mayor capacidad auditiva.
- Incita a desarrollar la creatividad
La música brinda esa oportunidad de expresarse liberadamente. Es así que la variación de unos acordes o partituras a la estructura puede generar un ritmo totalmente diferente.
Tener ese mar de posibilidades se transmite también a la vida diaria, pues una persona con conocimientos musicales tiende a buscar más de una solución a una problemática, activando así su creatividad y agilidad mental.