Detrás de los integrantes de Mademoiselle, una pantalla gigante proyecta el concierto en vivo. Ayer, en punto de las 20:00 horas, el trío, conformado por los cantantes Sofiane Saidi, Rodolphe Burger y el guitarrista Mehdi Haddab sale a tocar a la explanada de la Alhóndiga de Guanajuato durante el Festival Internacional Cervantino. Son una superbanda, “en el sentido, no sólo de que somos un trío súper, sino que Mademoiselle está conformado por músicos que, a su vez forman parte de otros proyectos”, dice, en entrevista Rodolphe.
“Juntamos nuestras experiencias pasadas para formar algo que es bastante escaso en el paisaje musical. Yo hice muchas colaboraciones, pero es la primera vez que podemos compartir el canto. Sofiane es un gran cantante de raï, y yo, Rodolphe, también canto, pero vengo de otro mundo, el del Rock”, un género que la agrupación mezcla con el blues, la música de África del Norte y el ya citado raï (música argelina).
“Los tres tenemos una cultura musical vasta, pero teníamos que encontrar una forma para que lo que hiciéramos no fuera un collage, sino realmente una fusión de esas culturas musicales que los tres tenemos, muy distintas”. En desorden, las influencias de los tres, van de The Rolling Stones, Jimi Hendrix, Creedence Clearwater Revival a solistas y proyectos tan distintos como Otis Redding, Ray Charles, Camarón de la Isla y Munir Bashir.
Mientras el hielo seco se dispersa en el escenario, Rodolphe canta: one, two, three, vive l'algerie; uno, dos, tres, viva México. En escena, por supuesto, hay instrumentos de la música africana.
“Ya hubo fusiones entre el raï y el funk; eso es un antecedente. A veces, el resultado es algo comercial, no tan profundo”. Sin embargo, lo que cohesiona la fusión, precisa el grupo, es de tipo social. En otras palabras, señalan, la fusión de géneros es posible porque el raï y el blues provienen de contextos similares.
“El raï nació en los viñedos que surgieron con la colonización francesa. El raï, al igual que el blues, era una forma de no caer en una depresión y elevarse del contexto de entonces. Era un canto para alegrarse. Es música festiva y muy sincera al mismo tiempo”.
El espíritu de estos géneros es algo que Mademoiselle tiene presente: “El raï siempre fue una música de contestación frente a la colonización y el oscurantismo islámico. Nosotros intentamos defender este grito de libertad de expresión del raï”.
Y aunque señalan que no son una agrupación contestaría per se —su enfoque es la reunión de públicos heterogéneo a través de la música—, sí tiene una postura frente al “rock de mierda y el raï de mierda. Quizá, al final, nuestra forma de hacer las cosas sí es contestaría”, señala Rodolphe.
Hay música, abunda Sofiane, hecha por agrupaciones de extrema derecha que, para Madmoiselle, no tiene ningún sentido. “Sí queremos generar una reunión. Pero, por supuesto, no es una reunión para toda la gente”.
Sofiane recuerda también que, cuando empezó su carrera, escuchaba siempre las palabras “multicultural” o “pluricultural” hasta que 20 años después comprendió que su exploración creativa —la música que él tocaba— era justo aquello que la gente catalogaba como multicultural.
“En mi mente, yo pensaba que sólo estaba haciendo música. Luego me di cuenta de que eso era el enemigo de la extrema derecha, que lo que yo hacía representaba todo lo que la extrema derecha odia. Nosotros no hacemos música para ser etiquetados como un proyecto pluricultural o multicultural. Tocamos porque estamos abiertos de espíritu y así es como nos sale”.
En la misma línea, el trío concluye que lo que se ve en el escenario internacional, tanto en Europa o en Rusia, por ejemplo, lleva ya una desesperanza política.