Alrededor de un escenario en forma de cruz, cubierto por una estructura sólida color negro, los fans emocionados consumiendo cerveza esperaban el arribo de Roger Waters. acompañado de sus músicos.
Apenas 20 minutos antes de las 21:00, hora del inicio, el Palacio de los Deportes lucía repleto.
Los silbidos, la ola y la exigencia del público por ver a Waters comenzó en la grada, hasta que las luces se apagaron y la cortina de acero comenzó su ascenso, provocando un grito estridente, que hizo retumbar el inmueble.
“¡Olé olé olé olé!” se escuchó al unísono, fue entonces cuando el bajo Fender Black Precision de Roger comenzó a sonar.
Apenas poco antes de la aparición del músico británico se proyectaron imágenes de él y empezó a escucharse “Confortably numb”.