Un grupo de científicos se propuso ir un paso más allá, logrando que 800.000 células cerebrales consigan aprender a jugar el clásico videojuego.
DishBrain es una mezcla de neuronas extraídas de ratones embrionarios y neuronas humanas cultivadas a partir de células madre. Estas células se cultivaron en matrices de microelectrodos que podrían activarse para estimular las neuronas, proporcionando así información sensorial.
Las neuronas que carecen de cuerpo parece que, por el contrario, están inherentemente dotadas de inteligencia. Las neuronas no solo son capaces de jugar una versión del juego de tenis de mesa, sino que pueden adaptarse y mejorar cuanto más tiempo juegan.
Para ello, los autores establecieron una simulación similar a un juego al colocar células madre humanas y células embrionarias de ratón en un plato equipado para capturar y estimular la actividad eléctrica de las células. Luego, simularon un entorno similar al Pong en el plato, que denominaron “DishBrain”, al enviar entradas a los electrodos para imitar una pelota de Pong.
Finalmente, en tiempo real registraron cómo replicaban las células. Esto luego se tradujo en sí, las células “interceptaron” la pelota o no.
A lo largo de los 486 juegos jugados, los expertos hallaron que cuanto más Pong jugaban las células, mejor se ponían. Tanto los cultivos de células humanas como las de ratones fallaron menos el servicio inicial y con el tiempo lograron rallies más prolongados. Según el estudio publicado:
Ya sabíamos que las células son capaces de usar la retroalimentación para aprender y adaptarse. Pero esta es la primera vez que pudimos aprovechar esta habilidad “para un comportamiento dirigido a un objetivo”.
Como comentan, realizar un entorno que controle la sensibilidad y las capacidades de autoorganización de las células significa que podemos simular la inteligencia:
Esta es la nueva forma de pensar sobre lo que es una neurona. El histórico juego de Pong de las células tiene un gran potencial. Podría proporcionar información valiosa sobre el estudio de enfermedades neurológicas como la epilepsia y la demencia. En términos generales, representa una “caja de arena” para probar los efectos de las drogas y las variantes genéticas con exactamente los mismos elementos informáticos (neuronales) que se encuentran en tu cerebro y en el mío.
Ahora y tras el descubrimiento, esperan experimentar y averiguar cómo las drogas y el alcohol afectan la capacidad de DishBrain para jugar Pong, emborrachar su sistema para observar cómo se organizan las neuronas cuando están ebrias. “Estamos tratando de crear una curva de respuesta a la dosis con etanol, básicamente ‘emborracharlos’ y ver si juegan peor, como cuando la gente bebe”, responden los investigadores.