El 2% de la población total de EU se declara "originaria" o "indígena".
Los indígenas de las naciones Lakota, Shinnecock, Narrangansett y Wampanoag conmemoraron esta semana en Estados Unidos el Día de los Pueblos Originarios. Pero en pleno revisionismo del descubrimiento de América por Cristóbal Colón, se suma una nueva angustia: el peligro real de que sus lenguas ancestrales desaparezcan.
Instituido como festivo nacional el año pasado año por el presidente estadounidense Joe Biden, este día se celebra el lunes anterior al 12 de octubre.
En una playa de la Isla Randall, en medio del East River, entre Manhattan y Queens, miembros de la nación Shinnecock se congregaron el lunes al alba para conmemorar este nuevo día nacional con ofrendas y ceremonias para la madre tierra.
En Massachusetts (noreste), representantes de varias tribus de Estados Unidos y del Caribe llegaron hasta Newton, no lejos de donde la nación Wampanoag recibió en 1620 a los primeros peregrinos ingleses.
Según el censo, Estados Unidos cuenta con 6,8 millones de personas que se declaran "originarias" o "indígenas", el 2% de la población total.
Después de que sus ancestros fueron diezmados por siglos de colonización, las nuevas generaciones muestran la angustia de ver sus idiomas desaparecer fagocitados a una velocidad extraordinaria por el inglés y el español.
"Es la invasión del siglo XXI", dice Anthony Sean Stanton, de 64 años, jefe de la tribu Narragansett. El líder insta "a todos los pueblos indígenas a que defiendan lo que tienen porque una vez que (el idioma) se pierde, se pierde para siempre".
En el oeste del país, los Lakota, tribu de la nación Sioux que históricamente ha vivido en Dakota del Norte y del Sur, temen que con el tiempo se pierda su idioma. De los 5.000 que lo hablaban hace 20 años, ahora solo lo conservan 1.500, dicen a la AFP los lingüistas Wilhem Meya y Travis Condon.
"Para los Lakota y la mayoría de las comunidades (indígenas) en Estados Unidos, la transmisión de la lengua se detuvo a mediados de los años 1980. Una persona nacida después ha tenido como primera lengua el inglés", explica Meya, presidente de The Language Conservancy (TLC), una organización radicada en Indiana que lucha por preservar miles de idiomas en el mundo.
"Cuando una lengua no se desarrolla, no se habla (...) empieza a declinar porque otros usuarios no la hablan", explica este experto que lucha para evitar el "desmoronamiento completo de los idiomas autóctonos en América del Norte".
Jorge Baracutei Estévez, de 62 años y de origen taíno, una comunidad implantada en el Caribe, que ha trabajado en el Museo Nacional de los Indígenas Americanos de Nueva York, sabe bien qué significa que desparezca una lengua.
"En nuestro caso, perdimos nuestro idioma hace tiempo, la mayoría de lo que se preservó fue a través del español", asegura a la AFP. "Nuestro mayor desafío es hacer que el mundo vea que estamos aquí, lo que debería estar seguido, evidentemente, de cómo recuperar nuestra lengua", agrega. Para ello, ha escrito un libro en lengua taína, un idioma que, según él, fue una forma de "resistencia a la colonización".
Se trata de "poder rezar, cantar canciones y describir cosas en nuestra propia lengua", sostiene.
Según el TLC, de "las 7 mil lenguas que todavía se hablan en el mundo, unas 2.900 están en peligro. A este ritmo, cerca del 90% de todas las lenguas habrán desaparecido en los próximos cien años".
Y los idiomas indígenas "se apagan a un ritmo todavía más rápido, con más de 200 ya extinguidos" de los 400 a 500 que se llegaron a hablar desde el Atlántico al Pacífico, antes de la colonización europea.
Para frenar esta pérdida, hay que "enseñar las lenguas indígenas en las escuelas", como "autorizó el gobierno federal a partir de los años 1970", dice Meya.