'Siempre solemos ver más lo negativo que lo positivo'.
A días de celebrar el aniversario número 50 de su ordenamiento sacerdotal en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, Monseñor Alonso Gerardo Garza Treviño nos da una breve remembranza sobre su trayectoria y hechos que lo han marcado a lo largo de los años que tiene al frente de la Diócesis de Piedras Negras.
¿Cómo fue el llamado a servir a Dios?
"Fue muy pequeño, a los doce años entre al Seminario, tenía un ligero deseo, no podía saber todavía por qué estaba muy pequeño y estando ahí, conforme fui conociendo más la vida del sacerdote vi que pudiera ser mi camino. Creo que la vocación se descubre en base a los gustos que uno tiene y también a las necesidades, que uno ve y por supuesto en que cualidades se tienen para esas necesidades dado que el sacerdocio es una vida de entrega completa y a mí eso me llena mucho".
En próximas semanas estará celebrando sus 50 años de vida sacerdotal, ¿Ha tenido alguna experiencia que lo haya marcado?
"Mi principal experiencia en sí son las sorpresas que Dios me ha dado las cuales han sido muchas, unas en los lugares en donde he estado porque no me imaginaba ninguno de esos menos estar en Piedras Negras, no lo conocía y mucho menos que fuera a ser Obispo, pero así han sido estas sorpresas en este tiempo, con los lugares donde he estado, con la gente que he conocido de un amor bien grande a la Iglesia y un apoyo increíble y porque aquí he estado en los momentos importantes, me ha dolido mucho la muerte de sacerdotes ahora precisamente con el COVID 19, las explosiones de las minas, el tornado, las inundaciones, todos los momentos difíciles, pero en todos he descubierto a Dios presente que nos ha ayudado a salir adelante y de todas hemos salido".
En su trayectoria le tocó un momento muy difícil con el covid, ¿Cómo fue para usted estar al frente de la Iglesia y el poder mantener a las personas cerca de ella?
"Fue muy duro hija, muy duro, me llamó mucho la atención cuando el Papa Francisco dijo al principio de la pandemia " de esta pandemia vamos a salir mejores o vamos a salir peores pero no vamos a salir igual" y me propuse que teníamos que salir mejores, se lo dije a los padres, a los laicos, a los seminaristas y nos propusimos ver como íbamos a atender a la gente, no sabíamos cómo, no había experiencia para transmitir por ejemplo por Facebook y todas las parroquias empezaron a hacerlo además no teníamos forma de reunirnos y empezamos con el zoom, que no conocíamos y entrar a las redes nos hizo hacer algo nuevo en la Iglesia, también fue algo nuevo el acercarnos a los enfermos en su situación real con lo del COVID a través de los sacerdotes que fueron entrenados para eso fue una experiencia que nunca antes habíamos tenido y nos dejó mucho beneficio, pero también vino el dolor muy fuerte por la pérdida de personas tan queridas, yo he comentado que de mi celular he borrado hasta 80 contactos de personas que fallecieron durante la pandemia entre ellos los cuatro sacerdotes que nos han dolido en el alma, recuerdo que empezaba la pandemia cuando murió el primero y que ni siquiera pudo asistir gente a su misa, fuera de su familia, nunca me hubiera imaginado celebrar una misa de un sacerdote sin personas cuando los templos se llenan para despedirlos y ese fue el llanto, el dolor y la tristeza, pero aprendimos de esta experiencia y estoy seguro que hemos salido mejores".
Después de lo vívido con la pandemia, ¿qué mensaje les da a las personas?
"Que valoremos más lo bueno que tenemos que lo malo, que, si lo ponemos en la balanza siempre, siempre va a ganar lo bueno, con la persona más enferma que este, la más necesitada si ve la balanza lo bueno le gana a lo malo, lamentablemente vemos más lo negativo que lo positivo por lo que los invitó a ver lo bueno, pues el hecho de tener vida ya es algo bueno y vivir con positividad".