Surgidos en el marco del optimismo de la Bella Época hace más de 120 años, los Nobel se ven de nuevo confrontados entre la celebración de los “benefactores de la humanidad” y un año muy cargado de tragedias.
El de Medicina abrió este lunes la temporada de premios Nobel, los famosas recompensas filantrópicas, bajo la sombra de una guerra en curso en Europa.
Surgidos en el marco del optimismo de la Bella Época hace más de 120 años, los Nobel se ven de nuevo confrontados entre la celebración de los “benefactores de la humanidad” y un año muy cargado de tragedias.
El Premio Nobel de Medicina fue atribuido al sueco Svante Pääbo, de 67 años, por la secuenciación del genoma de los neandertales y la creación de la paleogenómica.
“Al revelar las diferencias genéticas que distinguen a todos los seres humanos vivos de los homínidos desaparecidos, sus descubrimientos han dado la base a la exploración de lo que hace de nosotros, humanos, seres únicos”, dijo el jurado.
“Las diferencias genéticas entre el Homo sapiens y nuestros parientes más cercanos desaparecidos hoy no se conocían hasta que fueron identificadas gracias a los trabajos de Pääbo”, añadió el comité Nobel en su decisión.
Pääbo descubrió que se produjo una transferencia de genes entre estos homínidos hoy desaparecidos y el Homo sapiens. Este flujo antiguo de genes hacia el hombre actual tiene un impacto psicológico, por ejemplo, en la forma en que nuestro sistema inmunitario reacciona a las infecciones.
Su padre, Sune Bergström, ya recibió el Nobel de Medicina en 1982.
El premio se acompaña de una recompensa de 10 millones de coronas (unos 900 mil dólares).
A este premio le seguirán el de física el martes, química el miércoles y luego vendrán los dos premios más esperados: la literatura el jueves y la paz el viernes, único premio anunciado en Oslo.
El premio de economía, de creación más reciente, cierra la temporada de 2022 el lunes próximo.
Para la literatura el jueves, críticos interrogados por la AFP se inclinan por un nombre más conocido, tras dos galardonados surgidos de la sombra, la poetisa estadounidense Louise Glück en 2020 y el novelista británico de origen tanzano Abdulrazak Gurnah el año pasado.
La estadounidense Joyce Carol Oates, la francesa Annie Ernaux o Maryse Condé, la rusa Ludmila Ulitskaia o la canadiense Margaret Atwood ratificarían los esfuerzos de paridad del jurado en los últimos años. Un premio a Ulitskaia podría ser interpretado como un mensaje implícito contra el Kremlin.
En los sitios de apuestas, el francés Michel Houellebecq es por ahora el favorito. Va por delante de Salman Rushdie, víctima de una tentativa de asesinato en agosto.
Pero sería el premio de la paz el que tendría más impacto este año.
¿Tras haber galardonado al periodista ruso Dmitri Muratov con su colega filipina Maria Ressa, el comité noruego dará un premio anti Putin tras la invasión de Ucrania?
Nunca desde la Segunda Guerra mundial un conflicto interestatal se había registrado tan cerca de Oslo.
“Lo más probable es un premio que vaya en apoyo de las instituciones que recaban información sobre crímenes de guerra”, declaró a la AFP el profesor sueco Peter Wallensteen, especialista en cuestiones internacionales.
El periodo para presentar nominaciones (este año hubo 343) terminó el 31 de enero, antes de que empezara la invasión de Ucrania, pero los cinco miembros del comité Nobel están autorizados a incluir nombres en la lista durante su primera reunión, que tuvo lugar a finales de febrero.
“Algunos piensan que no atribuir el premio sería el mensaje más fuerte sobre la situación de los asuntos internacionales”, comentó Wallensteen.
La Corte Penal Internacional, encargada de investigar los crímenes de guerra en Ucrania, así como la Corte Internacional de Justicia, también con sede en los Países Bajos, son mencionadas. Así como el opositor ruso preso Alexéi Navalni o la opositora bielorrusa Svetlana Tijanovskaia.
En caso de un premio centrado en el clima y el medio ambiente, los expertos citan a la militante sueca Greta Thunberg, tal vez junto al naturalista británico David Attenborough o militantes como la sudanesa Nisreen Elsaim y el ghanés Chibeze Ezekiel.
Si bien hay una "crisis de seguridad mundial", con Ucrania pero también con Taiwán, "quizá haya llegado el momento de que el comité se enfoque en la crisis medioambiental", consideró por su parte Dan Smith, director del Instituto Internacional de Investigación sobre la Paz de Estocolmo.