Hace tiempo contamos en Gizmodo del peligro que podíamos correr si nuestro perro nos lame las heridas. La posibilidad de que una bacteria no deseada transmita alguna enfermedad siempre está ahí. Por eso, el caso de la mujer que ha terminado hospitalizada después de que su perro defecara en su boca, no debería ser una sorpresa.
Aunque quizás, la primera pregunta es otra. ¿Cómo demonios pudo ocurrir semejante situación? Al parecer, Amanda Gommo y su hija estaban cuidando a su chihuahua llamada Belle, quien sufría de problemas gastrointestinales cuando ocurrió el incidente. En un momento dado de la tarde, Gommo comienza a dormir la siesta con la boca abierta.
El resto te lo puedes imaginar.
Sea como fuere, aquella solo fue el comienzo de una situación mucho más grave. Después de horas de vómitos y diarrea, la familia llamó a una ambulancia para la mujer. Los paramédicos le aconsejaron que bebiera muchs líquido, pero sus síntomas, incluidos los calambres en todo el cuerpo, continuaron empeorando.
Finalmente la ingresaron en el hospital, donde la mantuvieron con goteo durante tres días mientras lidiaba con la infección, además de la deshidratación producida por los vómitos y la diarrea.
La mujer se recuperó tres días después, y su diagnóstico sobre lo que causó la infección no tenía dudas, “mi nota de alta decía que había sufrido una infección gastrointestinal causada por un perro que defecaba en mi boca. Algo que los médicos nunca habían presenciado antes”, zanjó.