El actor, hoy de 84 años, fue considerado un sex symbol.
El físico que tenía Jorge Rivero llamó la atención de productores nacionales y extranjeros, a las mujeres las enloquecía y una que otra le pidió un autógrafo en lugares íntimos del cuerpo, así lo contó en una entrevista; a sus 84 años, Rivero está alejado de la farándula y su cuerpo se sigue ejercitando, pues el actor no ha dejado de ir al gimnasio.
Su vida tranquila en Hollywood desde hace varios años hizo que mantuviera alejado del público, así que el recuerdo de cuando era un galán del cine mexicano se quedó intacto en la memoria de sus seguidores, hasta ahora que reapareció en televisión y le dedicó un mensaje a su amigo y colega Andrés García.
Jorge Rivero, todo un galán
Jorge Rivero siempre ha sido un amante de los deportes, ingeniero químico graduado, empezó su vida artística cuando visitó los Estudios América y Gregorio Walerstein preguntó por él, platicaron y obtuvo su primer contrato. Aunque le gustaba mucho cantar y lo intentó profesionalmente, sólo sacó un disco, lo suyo fue la actuación.
En una charla que tuvo con EL UNIVERSAL en 1970, dijo que consideraba un churro la película “Bellas de noche”, y confesó que se arrepintió a los dos días de haber aceptado actuar ahí.
Nació en Guadalajara en junio de 1938, estudió en un instituto jesuita y tuvo una formación militar; apasionado del deporte y del fisicoculturismo, representó a México en natación y con el equipo de waterpool en los Juegos Panamericanos en 1959.
En el cine filmó más de 110 películas, entre las primeras con al luchador El Santo en los años 60; para él, uno de los filmes más especiales fue “Paraíso”, donde interpretó a un lanchero y actuó con su amigo Andrés García, otro galán de la época.
En esa cinta fue un "mexican lover" y durante varios días estuvo en Acapulco tratando a la gente nativa del lugar.
Fue considerado como uno de los actores más atléticos del cine mexicano, lo que lo convirtió en uno de los mayores símbolos sexuales masculinos de las décadas de 1970 y 1980. Rivero consideraba el cine como un espejo de la vida pasada o de la vida presente.
Actuó en Estados Unidos con figuras internacionales en películas como "Soldier Blue" (1970) y "Río lobo" (1970), en donde trabajó con John Wayne; en "The last hard man" (1976) con Charlton Heston y "Day of the Assassin" (1979) con Glenn Ford.
Su reaparición sorprendió, pues la abundante cabellera que siempre presumió ahora luce completamente blanca. A Andrés García le envió un mensaje en el que desea que recupere pronto su salud, y le asegura que viajará en las próximas semanas a México para visitarlo en su casa de Acapulco.