Los anillos de Saturno son una de las estructuras más icónicas del sistema solar, pero su origen ha sido objeto de debate durante muchísimo tiempo. Una nueva investigación sugiere ahora que estos espectaculares anillos pueden haber nacido tras la muerte de una luna helada.
Saturno es un sistema dinámico. Además de esos fascinantes anillos, una de sus lunas, Titán, se está alejando rápidamente del planeta a unos 11 centímetros al año, nuestra luna se aleja de la Tierra a unos 4 centímetros al año.
“Si arrojas una peonza sobre una mesa, después de un período de oscilación inicial, se termina quedando fija en un movimiento en el que el eje de giro de la peonza forma un círculo alrededor de la vertical. Esa es la ‘precesión’ de la peonza”, explica Jack Wisdom, profesora del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
Cuando Wisdom y sus compañeros examinaron los datos gravitacionales de la nave espacial Cassini, se fijaron que Saturno y Neptuno ya no estaban en resonancia y comenzaron a preguntarse qué mecanismo podría haber causado esto.
“Se nos ocurrió la idea de que Saturno podía tener otro satélite en el pasado”, dijo Wisdom. “Si ese satélite se hubiese perdido de forma repentina, entonces Saturno podría haber salido de esta resonancia”.
Esta hipotética luna perdida ha sido bautizada como Crisálida y creen que existió en algún lugar entre las órbitas de las lunas Titán y Japeto.
Crisálida se movió hacia Saturno, donde se rompió debido al campo gravitacional del planeta, creando los anillos que vemos hoy, mientras empujaba a Saturno fuera de la resonancia de Neptuno. Todo esto sucedió hace unos 100 millones de años.“Todo encaja”, dijo Wisdom. “Aunque es toda una cadena de eventos, cada elemento de esta cadena no es algo improbable”.
Si los anillos de Saturno se formaron de la manera que describen, aún no se ha proporcionado una respuesta definitiva. Los autores no simularon la formación de los anillos, sino que se basaron en trabajos previos en su breve discusión al final del artículo.