Hace algunos años tener una buena fotografía requería de un fotógrafo. Una fotografía bien hecha era por el buen ojo del fotógrafo y en menor medida del equipo que utilizaba, que además hay que decir, no era fácil conseguirlos porque el comercio no es como estamos acostumbrados ahora, que bastan unos cuantos clicks para comprar en línea y a la puerta de nuestra casa. Además de considerar el costo, había que importar los equipos para poder tener lo más actual de la tecnología, en todos los ámbitos.
Con la llegada de los celulares de gama alta y a partir de 2012 comenzó la caída de ventas de cámaras dedicadas, lo primero que desapareció fue la gama de “apunta y dispara”, pequeñas cámaras que de forma limitada, podían obtener fotografía y video sin apenas conocimientos fotográficos, equipo que fue reemplazado con el tiempo por los celulares. Pero ahora en 2022 podemos afirmar lo siguiente: un celular de gama alta tiene tanta o más calidad técnica fotográfica que las cámaras dedicadas de precios similares, es decir, una cámara de gama básica con su lente de kit de menos de 25 mil pesos podría desempeñarse peor, que un celular con su cámara integrada en igualdad de condiciones. Entonces ahí, ya no vale la pena tener una cámara aparte.
Donde las cámaras dedicadas brillan es para impresión de alta calidad (revistas, cuadros) y en situaciones específicas, por ejemplo en fotografía deportiva, de moda o editorial, donde siguen reinando las cámaras con o sin espejo de lentes intercambiables, con grandes lentes que pueden pesar varios kilogramos y donde por ahora no tienen cabida las tomas con celular. Sin embargo, para fotografía de producto, retratos y en general para la vida diaria no hace falta tener un equipo dedicado para ello. Recordemos además, que la mejor cámara es la que se trae consigo.
Los fabricantes nos engañan
Un argumento de venta para decir que una cámara es mejor, son los megapixeles. Ahora que salió el iPhone 14, pasó de 12 MP a 48, algo que consiguen a través de software y que desde hace algunos años está presente en equipos Android. Entonces para aclararnos, de forma nativa los celulares integran un sensor de cámara muy pequeño, de forma similar lo hacen los drones de consumo y las cámaras de acción.
Al ser un sensor muy pequeñito, no tiene tanta calidad, por lo que da lo mismo si es de 8 o de 48 o 100MP. Más megapixeles en un sensor de ese tamaño sólo da como resultado un archivo más grande, pero no necesariamente de mayor calidad.
La magia está en el software que gestiona las fotografías, de forma simple, apilan varias tomas en un instante y generan un archivo con más detalle en sombras y luces, a través de algoritmos de “machine learning” e inteligencia artificial es como de forma automática y transparente pueden generar mejores fotografías, sin apenas tocar nada. Con todo esto debo decir, que el celular más equilibrado en cuanto a fotografía y que es asequible, es con los iPhone SE de última generación (11,500 pesos), además de los de gama alta como los iPhone 11 al 14 en sus versiones pro y algunos Android como el Samsung Galaxy S22, los Google Pixel 6 y el Sony Xperia que fácilmente superan los 23 mil pesos mexicanos.
Lo más importante en calidad fotográfica es el tamaño del sensor, la calidad del lente y ciertamente la luz, lo último y menos importante son los megapixeles. Una fotografía de 8MP puede servir perfectamente para imprimir un espectacular.