“Ahí viene el lobo” es una exposición que busca cuestionar qué es realidad y qué es ficción en los museos.
Al llegar a la primera planta del Museo de Arte Carrillo Gil el ambiente cambia y se convierte en una sala de teatro. En un largo pasillo rodeado de largas cortinas de terciopelo rojo aumenta la expectativa de saber qué se encontrará detrás del telón. Finalmente uno llega a la primera sala, donde hay tres butacas, en las que el público se podrá sentar frente al primer acto “Mujer sentada en butaca”, un cuadro cubista de Diego Rivera, que está acompañado de tres bocetos del mismo artista, aunque advierten que uno es falso. ¿Cómo es que se exhibe arte falso en un museo?
El Museo de Arte Carrillo Gil presenta su nueva exposición “Ahí viene el lobo” (título inspirado en la fábula de Esopo), una muestra que presenta obras de arte de la colección fundacional del museo revisadas desde la perspectiva del colectivo de teatro Lagartijas tiradas al sol. En esta exhibición, se abordan los límites de la realidad y la ficción. El colectivo señala que los museos tienen la reputación de mostrar la verdad y no hay lugar para la ficción, a diferencia del teatro, por esta razón buscan poner a los espectadores a cuestionar si lo que están viendo en la sala es cierto.
En diálogo con objetos de utilería -“objetos creados para la ficción”-, obras de arte de David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco -incluyendo el cuadro “Resurrección de Lázaro”, que recién fue donado por Gabriela Sáenz, nieta de Alvar Carrillo Gil-, la colección de estampa japonesa del museo, herramientas de montaje, como una lluvia falsa. Incluso hay un Rothko que dicen fue “encontrado en una bodega del INBAL”, deducir si esto es cierto o falso será tarea del visitante.
“Esta exposición está concebida para descolocar las percepciones de la función de un museo. Cuando uno entra a un museo asume que se le están diciendo hechos fácticos y verdades históricas, pero ¿qué es la verdad? El espectador tendrá que cuestionar lo que el museo le esté dando”, dijo Tatiana Cuevas, directora del recinto.
Como parte del proyecto curatorial MACG presenta, que exhibe obra contemporánea de artistas menores de 30 años, está la instalación de Sil Cerviño, titulada “El vacío es del color de un cielo despejado”, que tiene referencias estéticas del ánime, del internet y del metal. Esta exposición estará acompañada por un programa público que incluirá una sesión de tatuajes con el artista y un concierto de metal.
Al exterior del museo, en su barda, se dará continuidad a la serie de exposiciones exteriores que inició a propósito de la pandemia de Covid-19. En esta ocasión se presenta “Artmorras. Exploradoras del salvaje mundo del arte”, de Iurhi Peña, una joven artista que desde sus años de estudio ha trabajado en este cómic que analiza el mundo del arte en México, como si se tratara de una antropóloga estudiando a una tribu salvaje. Con estas historietas, plantea reflexiones sobre el mercado del arte, el racismo y clasismo dentro de esta industria entre otras. Al interior del museo se podrán ver más cómics.
En el Centro de Documentación del museo, que recién se amplió, exhibe en vitrinas 17 libros de la colección de Carrillo Gil, que dan muestra de la relación del coleccionista con historiadores de arte como Justino Fernández, así como con museos internacionales a los que prestó sus obras. Este acervo está a disposición del público, así como el de la Biblioteca, sin embargo, su consulta sólo es presencial.
Con este conjunto de exposiciones, el Museo Carrillo Gil se pone al día con la programación que había planeado, previo a la pandemia de Covid-19, informó Cuevas.
El Museo de Arte Carrillo Gil se ubica en la Av. Revolución 1608, San Ángel. La entrada tiene un costo de $60, de martes a domingo. El acceso es libre para estudiantes y profesores con credencial vigente, menores de 12 años y personas afiliadas al INAPAM.