Quienes emprenden un negocio en su jubilación gozan de los beneficios de su experiencia, ahorros y contactos que los pueden hacer crecer.
Después de la desocupación laboral de los adultos mayores al jubilarse, algunos de ellos toman la opción de iniciar un negocio, desarrollar una idea, cumplir un sueño, sí es posible. Sin embargo, el proceso es difícil, como para cualquier emprendedor, pero las ganas y la experiencia de vida son más cuando una persona de la tercera edad toma la decisión de emprender.
En México, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la población de más de 60 años está creciendo a tasas de 20% cada cinco años, con una esperanza de vida que va en aumento (actualmente, es de 74 años); además, las personas en edad de jubilarse cuentan con ahorros y energías para seguir trabajando.
Cada vez más jubilados deciden emprender un negocio. Y los beneficios personales que persiguen son claros, como complementar sus ingresos, aumentar su capital, mantenerse productivos, realizar sus sueños, perseguir retos propios, solo por mencionar algunos.
En un recorrido que El Tiempo de Monclova realizó por la Pulga de la colonia Hipódromo se pudieron visualizar a diversos adultos mayores en puestos ofreciendo sus productos y destacaron que optaron por tomar estas alternativas desde que dejaron de trabajar formalmente, con el objetivo de no dejar de estar activos e incrementar sus ingresos económicos, aunque gran parte de estas personas ya no tengan familia que dependa de ellos financieramente.