Ella Slack, de 74 años y originaria de la Isla de Man, Reino Unido, tiene más de 30 años siendo la doble de Isabel II de Inglaterra, de quien conoce al detalle todos sus gestos, movimientos y hasta su forma de saludar.
Es la encargada de recorrer, a la misma velocidad a la que camina la reina, los lugares por los que pasará y de situarse en los puestos donde posteriormente se tomarán las fotografías oficiales, para que todo quede perfecto. Lo hace de manera voluntaria, sin cobrar ni una libra, y movida únicamente por “el honor”.
Si la reina tiene que inaugurar un hospital, acudir a un ayuntamiento o dar inicio al año parlamentario, se realiza un ensayo en el que todo está medido al milímetro, con el objetivo de evitar cualquier fallo de protocolo o de seguridad. Para que la reina no se canse durante los ensayos y, sobre todo, para que pueda hacer frente a todos sus compromisos, sin perder tiempo en la preparación previa, Slack se presta a imitar sus movimientos y a repetir una y otra vez los recorridos y ademanes.
“Cada cosa que hace la reina está ensayada”, detalla mientras muestra los vídeos y fotografías de los distintos doblajes. Para Slack, desempeñar esta función es similar a vivir una doble vida, ya que además de estar en los mismos lugares que visita la familia real británica y de conocer a algunos de sus miembros, todos los participantes en los ensayos se dirigen a ella como "Su Majestad".
Hay una exigencia que no puede saltarse y es que bajo ningún pretexto puede sentarse en el trono real. Cuando es el momento de ensayar un acto en el trono de la Casa de los Lores, solo se inclina y hace que se sienta, pero sin llegar a tocarlo. “Es una norma muy estricta”, admite mientras muestra el vídeo.
“Doblar a la reina no significa parecerse a ella. Yo no me parezco a la reina, pero tengo una estructura corporal y una altura similares”, explica. Les separan algo menos de cinco centímetros, los que diferencian la altura de Isabel II, de aproximadamente 1,58m, de la de Ella Slack, de 1,53m.
Más allá de esta similitud, todo comenzó por casualidad. “Yo estaba trabajando en la BBC cubriendo un acto de la Casa Real, el Día del Armisticio, y el productor que estaba preparando un acto en el Cenotafio —monumento a los caídos— me dijo que a la reina le estaba dando el sol en los ojos y que a ver si podíamos hacer algo al respecto. Dado que el resto de los trabajadores medían 1,80m, yo adopté el puesto de la reina”, rememora sobre el primer día desempeñando este papel, en 1988.
Desde entonces, más de 50 actos después, ha realizado todas estas funciones de manera voluntaria, sin cobrar nada, movida solamente por el honor y el placer de contribuir a que todos los actos reales puedan celebrarse con éxito.