Falta poco para cumplirse un mes de la tragedia y la esperanza de los familiares de los diez mineros atrapados en un pozo de carbón en México se apaga poco a poco.
El principal tropiezo fue que después de que las galerías donde trabajaban se inundara. Después hubo una nueva inundación que destruyó el trabajo de casi dos semanas de bombeo y se tuvo que volver a empezar.
El golpe definitivo para las familias fue cuando las autoridades les comunicaron el pasado jueves que la estrategia a seguir ahora sería la de hacer un tajo a cielo abierto para descender 60 metros y llegar donde están los hombres en la mina "El Pinabete".
La mayor preocupación es que serán necesarios al menos seis meses para hacerlo, lo que terminó por dinamitar el ánimo de las familias.
"De seis a 11 meses de trabajo es mucho, ¿ qué nos van a entregar entonces de mi hermano?", comenta Magdalena Montelongo, hermana de Jaime, uno de los mineros atrapados.
"Al principio teníamos mucha esperanza. Pero fue pasando el tiempo y cuando se vino la otra ola de agua… se va perdiendo. Ahorita, como ya van a hacer esto, se me hace difícil que los veamos con vida", reconoce resignada la mujer.
En todo este tiempo no ha habido ningún contacto con los mineros, quienes no tenían comida ni agua potable. El gobierno, sin embargo, ha rechazado oficialmente darlos por muertos.